El caos in crescendo del sector transporte en Cuba es un verdadero viacrucis para los usuarios del servicio. Ni los taxis privados, ni los ruteros, y mucho menos la importación de conductores del interior del país solucionarán el problema. El origen de la crisis viene dada por la ola de renuncias de los choferes de los ómnibus, mejor conocidos como guaguas, quienes abandonan sus puestos en busca de empleos mejor pagados.
“Estoy aquí porque me quedan pocos años de trabajo para jubilarme, pero es injusto el salario que nos pagan, la gente se está yendo a manejar a otros lados aquí solo quedamos los más viejos”, cuenta Samper, chofer de 56 años, a Martí Noticias.
Un conductor de categoría A de Metrobús gana 315 CUP mensuales, mientras que los de categoría B devengan 290 CUP, sueldos inferiores al ingreso promedio en Cuba, que ronda los 500 CUP mensuales.
Desmotivados
Los choferes confiesan que el desgaste diario que implican sus labores, en las que pasan el día “fajados” con los pasajeros para que paguen la guagua, no está bien recompensada y ni si quiera el pago les permite cubrir sus gastos básicos.
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“Un día puedo coger un taxi para tratar de llegar temprano al trabajo por la falta de transporte, pero no gano para hacerlo todos los días, yo ni tengo familia afuera ni robo para vivir”, expresa Susana, una licenciada en Enfermería que sufre todos los días para desplazarse a su centro de trabajo.
Taxistas aprovechan
Los llamados “ruteros”, cooperativas de taxis, cobran entre 5 y 15 CUP por carrera. Sin embargo, muchos taxistas privados, entre ellos ilegales, se las ingenian para elevar las tarifas aprovechando la necesidad de los pasajeros ante las fallas en el transporte público.
Irene Vélez, usuaria, denuncia que “los taxistas se aprovechan de todo. El viaje de Palma a Vedado son 15 pesos, ahora pican la carrera en dos o tres tramos y te cobran 30 pesos y más. En la noche la mitad de ese viaje es a dólar, o sea 25 pesos por persona, es casi una burla”.
Entre todo este desorden, agravado cada semana por las desacertadas políticas estatales y la improvisación de las autoridades encargadas, los cubanos siguen sumando dificultades a sus labores diarias, víctimas de un sistema en el que cada quien hala para su lado, buscando sobrevivir y a la final, nadie gana, sino más atraso y miseria.
“Coger algo en hora pico se ha convertido en un estrés total, tienes que correr porque las guaguas no paran en la parada y para coger un taxi prácticamente hay que fajarse, esto es de locos”, comentó Alexander, otro usuario cansado de la situación.
Redacción Cubanos Por El Mundo