El nuevo presidente de Cuba y sucesor del dictador Raúl Castro, al menos en apariencia, será designado por la Asamblea Nacional el próximo 19 de abril, y a partir de allí, iniciará una nueva era en la política cubana, que fue presidida por casi 60 años por los hermanos Castro.
El nuevo mandatario asumirá el cargo en plena crisis económica agravada por los deprimidos subsidios de sus aliados y en medio de las investigaciones sobre los vínculos de Cuba con la corrupción de Odebrecht.
“El presidente entrante será el primero de la saga del ‘socialismo cubano’ que enfrentará la ruina económica sin contar con los jugosos subsidios externos del extinto poder soviético y del “chavismo” venezolano, hoy arruinado y vacilante, de los que sí gozaron sus predecesores, los Castro. Cómo paliará la crisis económica y el descontento en Cuba sin apoyo exterior y sin reformas verdaderas será todo un desafío que habrá que seguir con interés”, explica la analista Miriam Celaya, en Cubanet.
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La profesora subraya las dificultades actuales que enfrentará el nuevo funcionario ante el marcado retroceso de los regímenes de izquierda en la región, gracias a las malas políticas que les ha hecho perder la confianza de sus electores y que han sido castigadas en las urnas, situación agravada por los escándalos de corrupción relacionados con la organización transnacional brasileña Odebrecht.
“El caso de la constructora ha involucrado a numerosos gobiernos y cuyas salpicaduras alcanzan ya al Palacio de Miraflores, el aliado más cercano del castrismo. A este tenor, pudiera ser solo cuestión de tiempo que comiencen a saltar algunos comprometedores resortes en relación con los vínculos Lula-Castro-Zona Especial de Desarrollo Mariel y la mencionada empresa”, advirtió.
Raúl al frente
Según la prensa oficial durante el V Pleno del Partido Comunista de Cuba (PCC), se desarrollaron dos jornadas de trabajo para analizar temas como la actualización del modelo económico y social cubano, el proyecto de “Política de la Vivienda en Cuba” y “un informe aprobado por el Buró Político sobre los estudios realizados para una futura reforma de la Constitución.
“Esta reforma constitucional ratifica ‘el carácter irrevocable de nuestro socialismo y el papel dirigente del Partido en la sociedad cubana’. Es decir, al menos hasta el próximo Congreso del PCC a celebrarse en 2021, será el general Raúl Castro quien seguirá al frente de “la fuerza dirigente superior” de la sociedad cubana, salvo que la naturaleza resuelva lo contrario”, sostiene Celaya.
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Esto se traduce en que el margen de maniobras del “nuevo” presidente cubano a favor de “aperturas” o de “reformas” que diferenciarían un antes y un después de los Castro, deberá esperar al menos tres años más en el orden de política doméstica, a menos que las difíciles circunstancias del país junto a las cambiantes coyunturas externas se lo permitan.
Redacción Cubanos Por el Mundo
