Lejos de respetar los derechos humanos de los cubanos, el régimen explota a los presos para producir los recursos que mantienen en pie su dictadura. En la producción de carbón se muestra claramente el carácter inhumano de los que manejan el Estado.
Los cubanos reciben una bolsa de carbón vegetal lista para usar, pero detrás de ella cientos de historias se juntan para gritar que desean ser libres de una especie de esclavitud.
Se trata de los presos encargados de hacer el carbón en las prisiones de Juraguá y Horquita, provincia de Cienfuegos, según reseña Martí Noticias.
Ellos realizan un trabajo forzado en pésimas condiciones y con un salario muy bajo.
El proceso inicia con una caminata de hasta tres kilómetros desde el campamento donde se encuentran recluido hasta donde se encuentran los hornos de carbón
Una vez allí pasan días, velando el proceso sin un baño o letrina, sin espacios para descansar y con la presión de la posible pérdida de derechos si no cumplen el trabajo.
Fallas
Si algo falla en el proceso de producción, sin importar cual fuera la causa, los reos “no reciben el pase que les prometieron”, o pierden “las visitas” familiares o “el pabellón”.
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Si exceden el tiempo de elaboración o no cumplen con la cuota impuesta, llegan las consecuencias.
Estas denuncias son reiterativas, pero el régimen no da señales de mejorar la situación.
Un video grabado por activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en 2015, revela una situación similar en el campamento “Jucarito”, del municipio Río Cauto, en la provincia Granma, donde los reos producen carbón para la exportación.
Redacción Cubanos por el Mundo
