El problema con la leche en Sancti Spíritus no sólo es que escasea, sino además que la que se distribuye “es más agua que leche”, según manifiestan los consumidores. Desde el potrero hasta la bodega hay al menos 9 personas que intervienen en la ruta de la leche, donde predomina la improvisación y la falta de controles estatales, pese a ser un alimento que beneficia principalmente a niños.
“Esa leche ya ni sabemos si alimenta. Mira, mi esposa la pone a hervir y no se bota; como dicen los guajiros: la leche que no mancha el vaso no sirve”, dicen Dulce Valdivia y Andrés Jiménez, una pareja de jubilados espirituanos que caminan tres días a la semana para buscar el lácteo, a Escambray.
Las quejas por la adulteración del producto en un grupo de puntos expendedores, ubicados en bodegas y mercados, es recurrente entre los pobladores.
“La leche mala no existe y te digo que la mía tiene que llegar buena aquí, por eso la traigo yo. Y te aclaro, el problema no es del vaquero”, dice un ganadero en su defensa.
Otras voces
Los ordeñadores, por su parte, aseguran que “la vaca siempre da leche buena” y que el agua no sale del campo.
“Siempre hay gente que da su cabezazo, pero los viejos tienen vergüenza y eso no se da”, dice Michel Madrigal, un acarreador con más de 12 años de experiencia.
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Mientras que Vladimir Bandomo, un jefe de vaquería, considera que no existen condiciones óptimas durante la producción y la manipulación del producto.
“El combinado no nos da nada para garantizar la higiene, ni los filtros que nos garantizaban antes para colar las impurezas”, señaló.
Nadie es responsable
Cada quien tiene su versión, cada lado se pelotea la responsabilidad y la leche sigue llegando “más agua que leche” a los hogares.
“Los hechos demuestran que, aun cuando por parte de la industria se realizan algunos muestreos, son pocos o nulos los que se hacen por parte de la Dirección Integral de Supervisión, y por veterinarios de Higiene y Epidemiología. A la hora de las dudas, cada quien defiende su tramo de la cadena”, explica Carmen Rodríguez en Escambray.
Según explicó la mala calidad de la bebida es acarreada por un inadecuado sistema de comercialización, la demora en el acopio de la leche, las tradiciones incorrectas en la forma de ordeño, la falta de recursos en el campo y la industria y los muestreos poco confiables que realiza la Agricultura.
Redacción Cubanos Por El Mundo
