Sin siquiera cuidar las formas, el régimen le prohíbe a activistas de derechos humanos, opositores, periodistas independientes e incluso artistas viajen al exterior, por una razón: evitar que lleguen a la Cumbre de las Américas, que se realizará el 13 y 14 de abril, en Perú.
El régimen quiere que la delegación que envíe al encuentro, no sea confrontada con voces que digan la verdad de lo ocurrido en la Isla.
Su principal objetivo es tratar de engañar al mundo, según reseña Diario de Cuba.
El primer caso, en febrero, fue el de Jorge Enrique Rodríguez, periodista, a quien se le impidió abordar un vuelo a España, con el temor de que luego volara a Lima.
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Ahora, Leodán Suárez Quiñones, de 25 años, activista LGBTI y miembro del partido Cuba Independiente y Democrática en San Juan y Martínez, Pinar del Río; pasó por lo mismo, aunque finalmente logró viajar a Argentina.
Suárez Quiñones, tuvo que pasar por un calabozo de la Policía en La Habana, por vejaciones, burlas y el registro y decomiso de pertenencias; para poder viajar y participar en un taller auspiciado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Detalles
Suárez Quiñones es transgénero y se define como mujer.
Se hospedó en La Habana entre el 25 y el 31 de marzo para gestionar su visa argentina, pero un día la mandaron a desalojar, porque la dueña de la casa “estaba esperando invitados”.
Cuando salió de la vivienda, la detuvo la Seguridad del Estado y luego de interrogatorios y decomisos la llevaron a San Juan y Martínez, para impedir que volara.
Desde que la montaron en la patrulla empezaron las violaciones al debido proceso. Sin orden de captura ni delitos aparentes, le decomisaron todo.
“Conectaron un cable de mi celular a una PC y ya no vi más el celular, me trasladaron a la celda y allí me dejaron hasta el oscurecer del mismo sábado”, añadió Suárez Quiñones.
Mientras la interrogaban salió a relucir el propósito de la detención.
“Les dije que yo no tenía nada que ver con la Cumbre, pero ellos me decían que sí, que tenían información, y que no me podían dejar viajar”.
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No le quitaron el pasaporte porque inteligentemente ella lo había guardado en una muñeca Barbi que tenía en su cartera, y cuando se la devolvieron junto con su carné de identidad y el teléfono, allí estaba.
“Me dijeron que se quedarían con mi maleta, donde llevaba mi ropa, mis zapatos y demás; que no me lo devolverían hasta tanto finalizara la Cumbre de Perú, porque para ellos yo iba a asistir a la Cumbre y no lo iban a permitir”, apuntó.
“Ellos pensaron que luego de llevarme a mi casa yo no tendría como trasladarme de nuevo a La Habana, pero no fue así. Alquilé un carro hasta la capital y me hospedé en otro lugar hasta que presenté en el aeropuerto”, contó Suárez Quiñones.
Problemas
La situación de la activista es quizá más fuerte que aquellos que luchan por la libertad de Cuba. La atacan y discriminan por poniendo en riesgo su salud.
Es portadora de VIH desde 2012 y no cuenta con ninguna ayuda gubernamental para sobrevivir a la enfermedad.
“No me quieren dar medicamentos, no me quieren operar en los hospitales, me han rechazado, no sé por qué, si por pertenecer a grupos de opositores o por ser transexual, no entiendo”, recalcó. “En cuanto digo mi nombre y dos apellidos, ya. Empiezan a ponerme caras, a maltratarme”.
Redacción Cubanos por el Mundo
