La Comisión Interamericana de Derechos de Derechos Humanos (CIDH) ha denunciado el largo historial de arbitrariedades del régimen cubano, sin embargo, estos señalamientos no fueron suficientes para evitar que los organizadores de la VIII Cumbre de las Américas invitarán al dictador Raúl Castro al evento, como decidieron no hacerlo con Nicolás Maduro, dictador de Venezuela.
“Al no invitar a Maduro a la Cumbre de las Américas por considerar que las elecciones anticipadas en Venezuela ‘no permitirían realizar un proceso justo, libre y democrático’ e invitar al mismo tiempo al dictador Raúl Castro, se termina entonces avalando el reciente proceso electoral antidemocrático en Cuba”, lamenta Gabriel Salvia, Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) en The Global Americans.
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La decisión del país anfitrión de la Cumbre, a realizarse el 13 y 14 de abril en Lima, está sustentada en lo establecido en la Declaración de Quebec adoptada en la III Cumbre de las Américas en 2001, que señala que:
“Cualquier alteración o ruptura inconstitucional de orden democrático en un Estado del Hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación del Gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas”, dice el convenio.
Esperanza
La esperanza que guarda con celo la oposición y el exilio cubano en general es que alguno de las mandatarios participantes se digne a mencionar que en Cuba también se impide la realización de elecciones libres y democráticas desde hace más de medio siglo de impunidad y persecución a la disidencia.
“Si ningún mandatario se refiere al tema, entonces será la Cumbre de las Americas la que terminará avalando un gobierno como el de Cuba, que carece de legitimidad democrática y registra un triste récord de violaciones a los derechos humanos como política de Estado”, advierte Salvia.
Redacción Cubanos Por El Mundo