Dos años después de la masacre de la discoteca gay Pulse de Orlando, Florida; Orquídea Martínez, madre de Alejandro Barrios uno de los dos cubanos asesinados allí, asegura que ahora su vida gira entorno a la tumba de su hijo, según reseña AmericaTeVeCanal41.
No sale de su casa y cuando lo hace es para viajar desde su casa en Pinar del Rio a Miami a “ponerle una flor” al lugar donde reposan los restos del joven que podría cumplir ahora 23 años.
“Yo no sé si es de día, si es de noche porque yo no salgo”, asegura.
Por la misma negativa a salir y a enfrentarse con una vida donde su hijo ya no está, aseguró que no participará del juicio en contra de la esposa del asesino fallecido de la masacre.
“No tengo rencor para maldecir, mi corazón no da para eso. Dios y la justicia se encargará de lo que falte escribirse en esta historia. Pero yo no quiero revivir ese dolor”.
Dolor
Reiteró que el dolor por la pérdida de su hijo siempre la invade y con su asesinato sencillamente le quitaron una vida y le pusieron otra.
“El dolor siempre me invade, no hay un día que no llore, que no sienta su perdida. Escuchar su música me mata, no puedo escucharla”.
Contó que Alejandro, le escribió unas horas antes de la masacre para contarle que iría a una discoteca.
“Yo le respondí por un correo electrónico que no fuera a la discoteca. Pero él me dijo que no me preocupara, que todo iba a estar bien y que él casi no salía, que lo único que quería era divertirse”.
Alejandro visitó Pulse el fatídico 12 de junio de 2016, cuando Omar Mir Seddique Mateen, llegó con armas largas al lugar y empezó a disparar a todo lo que se movía.
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En la masacre 50 personas murieron y 53 resultaron heridas. El autor del atentado también falleció a mano de los oficiales que atendieron la esena.
“Alejandro quiso estar en Miami con su papá, por eso se decidió que su tumba estuviese allá y ahora cada vez que me dejan salir, es para poder visitarlo” concluyó.
Redacción Cubanos por el Mundo