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Una Cuba sarcástica y pesimista pero muy real se hace viral en caricaturas

Captura de pantalla
Captura de pantalla

Animador y guionista “por cuenta propia”. De esta forma Víctor Alfonso, narra mediante caricaturas la forma de ser de los cubanos y su complejo día a día. Cuenta según describe EFE, una Cuba sarcástica, desenfadada y – aunque a veces pesimista – sumamente real.

“Me debo al entorno que me rodea y trato de convertirlo en algo universal”, comentó Alfonso ‘padre’ de “Yesapín García”, una niña que habla como adulta, y de “Willy y Filly”, dos jóvenes que conversan sobre temas cotidianos en una zona wifi.

Para descubrir su verdadera vocación, el camino fue lento. En gran medida, por tratarse de un arquitecto radicado en la provincia, lejos de la capital cubana, epicentro de producción audiovisual.

“Empecé con un grupo de amigos en Santa Clara de una manera muy ingenua”, recuerda Alfonso, que vivió en Cienfuegos hasta que se mudó a la capital hace dos años.

Fue así, dándose “cabezazos” que asumió el proceso por completo y hasta las voces de varios personajes de “Dany y el Club de los Berracos”, una serie de seis episodios de media hora sobre tres adolescentes cubanos, que viven situaciones “con las que se puede identificar cualquiera”.

Estos “muñequitos de palo”, de una estética básica, pusieron a Alfonso y su productora “La Casita del Lobo” en el mapa de la animación cubana actual, deudora de pioneros como Tulio Raggi y Juan Padrón, el mayor referente del joven director.

“Los personajes de Padrón hablan como habla el cubano, aunque él ha logrado lo que yo no he podido: ser un poquito más decente”, bromea Alfonso, que le dio voz en Lavando Calzoncillos a una ama de casa de mediana edad que se “machaca” con las tareas del hogar mientras su marido trabaja.

Logró popularizarse en el 2014 gracias a Pez peleador, un breve diálogo entre dos niños que “se convierte en una discusión de adultos donde al final la niña explota con una ‘mala palabra’”.

Los cubanos se apropiaron del airado “¿Y esa pin…?” como versátil y criollo recurso para expresar queja, protesta y sorpresa, a pesar de que en la isla la palabra tiene connotaciones vulgares por referirse al órgano sexual masculino.

La niña, bautizada como “Yesapín García”, en guiño a la frase que la hizo famosa, se volvió “viral a la cubana”: el vídeo pasó de mano en mano para ser visto en celulares y computadoras, la forma de propagar los contenidos en Cuba, uno de los países más desconectados del mundo.
Yesapín ha sido responsable incluso de mantener a Alfonso en el camino de la animación.

“Me desilusioné un tanto de la animación. Me dije: no vale la pena, y en eso Yasmany [Concepción] me llama y me dice que tiene un pequeño negocio [en Miami] de recargas de móviles [a Cuba] llamado Islacel y quiere un personaje para hacerle promoción”, cuenta Alfonso.

Ahora Yesapín vive “un nuevo comienzo” en Miami y narra a sus casi 10,000 suscriptores en Youtube y 28,000 seguidores en Facebook su vida de emigrada, aunque su creador nunca haya viajado a Estados Unidos.

“No sé cómo se vive allí. Nunca he estado en Miami. Es un trabajo en conjunto, donde Yasmany me da información de cómo vive el cubano en Miami y así construimos los guiones”, señala Alfonso, que colabora estrechamente con su colega Harold Díaz-Guzmán “El Muke” y un equipo en Santa Clara “sin el que no existiría Yesapín”.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by John Márquez

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