El transporte público en La Habana es cada vez peor. En Alamar resulta un verdadero calvario para quienes obligados por la necesidad llegan a buscar alguna opción que los movilice a sus destinos.
De la plantilla de 158 choferes previstos para cubrir los viajes de la localidad, solo se mantienen activos 44, menos de un tercio, según la prensa oficial citada por Diario de Cuba.
“Para entrar o salir del barrio en los horarios picos, tienes que batallar para coger ruteros, almendrones o cualquier cosa con ruedas. Se forman molotes, discusiones, fajazones”, narra Vivian Rodríguez, residente en el municipio de 64 años.
Otra usuaria y afectada por el déficit, Carolina Gómez asegura que “la película Rápido y furioso, es un vídeo clip para lo que se ve en la Monumental, donde los choferes echan carreras para competir por el pasaje”.
Imprudencia
La mujer de 54 años hace referencia a que en una ocasión un par de unidades estuvieron a punto de chocar en el puente de Alamar, sin que la policía actuara.
Así lo corrobora José Antonio López, de 72 años, quien aseguró haber sido testigo de una competencia entre un P-8 y un A-60, y todo por evitar la parada donde había un inspector.
Y como si fuera poco tener que luchar por conseguir una unidad con espacio para subirse, las que hay disponibles someten a los pasajeros a una serie de abusos y excesos, así lo señala Rosa María Pérez, quien a sus 40 años debe soportar “el reggaetón ‘El palito presidiario’” el tema del momento en la ruta C-7, “lo ponen constantemente y a todo volumen”.
Mientras las voces oficiales hacen énfasis en que el déficit es por violaciones de las normativas del tránsito e indisciplinas laborales, la mayoría asegura que la raíz son los bajos salarios en el sector estatal.
Redacción Cubanos Por El Mundo
