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Transporte público en Cuba: crónica del desastre comunista

En 60 años el castrismo sólo ha asegurado el transporte de la Fuerza Armada, la seguridad del Estado y la burocracia empresarial

¿Cómo era el transporte en la Cuba republicana? ¡Perfecto! El sistema de ómnibus urbanos e interprovinciales funcionaba con la exactitud de un reloj suizo. Bastó que llegara el comunismo al poder de la mano de Fidel Castro para destrozar un servicio exitoso, según reseña Diario de Cuba.

Para tener una idea de la funcionalidad del sistema, se conoce que en 1952 había en La Habana dos grandes compañías de transporte público: cooperativas de ómnibus aliados y autobuses modernos S.A. Entre las dos se operaban tres rutas de ómnibus, con frecuencia de entre dos y 10 minutos en hora pico.

Dictadura

Con la llegada del castrismo, llegó la improvisación y con la improvisación el desastre de transporte que se conoce hoy.

Los ministros y funcionarios ocupaban los cargos por fidelidad al régimen, no por experiencia o cualificación; así como también había fieles al régimen en cada puesto medio y bajo de toda institución. Lo que disculpó la mediocridad y deterioró la excelencia, en todas las áreas de vida.

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En medio de esa improvisación, a principio de los años 60 se compraron poco más de tres mil omnibuses Leyland de fabricación britanica. Ahora había unidades, pero no había orden.

Luego en un taller de Lisa y en otro de Guanajay se ensamblaron autobuses con motores españoles, japoneses y húngaros. Con los cuales se creyó haber solucionado un problema.

En los 80 en La Habana rodaban alrededor de tres mil taxis y entre dos mil y dos mil 700 ómnibus. Se empezaron a ver las calles repletas de vehículos que aun desordenadamente, movilizaban a la gente.

Hubo hasta un proyecto de metro para La Habana que no se realizó nunca. La mala gestión destrozó el parque automotriz y no resolvió el problema.

Crisis

Las finanzas entraron en crisis durante el periodo especial y ese fue el tiro de gracia del transporte público. Luego de los más de dos mil vehículos, sólo circulaban 7 líneas y 75 vehículos en una ciudad de dos millones y medio de habitantes.

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El hambre y los apagones se sumaron a la desaparición de la mayoría de las rutas de trasporte urbano. Entonces nació el camello, una respuesta artesanal que permitió comprimir a 300 o 400 personas en un remolque.

Y así rodó Cuba por los siguientes 17 años, hasta que el régimen compró unos tres mil autobuses se china con la intención de aliviar el caos.

La empresa metrobus es la encargada de movilizar a más de un millón de personas en la capital diarios. Al no contar con una red suburbana ferroviaria, todo el transporte se mueve en taxis o guaguas

La falta de repuestos y piezas para los ómnibus empeora la situación.

En 60 años el castrismo sólo ha asegurado el transporte de la Fuerza Armada, la seguridad del Estado y la burocracia empresarial.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by Dayana Fernández

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