Un zoológico es para ir a observar a los animales, no para verlos actuar. El lugar donde los animales son entrenados para actuar se llama circo. Al parecer los cubanos no entienden la diferencia entre un zoológico y un circo porque la mayoría visita el zoológico con la intención de incitar a los animales lo que supone un maltrato.
Algunos le llaman inconsciencia de los visitantes, otros, vacío legal. Lo cierto es que, ante la inconciencia de algunos, no hay ley que ampare a los animales del zoológico cubano ubicado en Nuevo Vedado, La Habana, según reseña la prensa estatal.
Ernesto Guevara Ibáñez, especialista del Grupo de Educación Ambiental del Jardín Zoológico de La Habana, informó que buena parte de los visitantes del Zoológico de La Habana tiene por costumbre lanzar basura y alimentos al habitad de los animales, lo que ha provocado daños y hasta la muerte a varios.
“Por la inconsciencia de la gente, aquí la mayoría de los cocodrilos tienen problemas en la vista”, aseguró.
Consecuencias
Contó que los cocodrilos para recuperarse permanecen inmóviles mientras toman la energía del sol. Y esa pasividad, al parecer irrita a los visitantes.
A veces “no les basta una piedra o una lata vacía. Incluso llegan a lanzarles botellas para lograr en ellos una reacción”, lamenta.
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A los monos también se les maltrata. “Aun cuando se alerta desde la entrada que está prohibido dar alimentos y acercarse a los animales en exhibición, los visitantes les tiran cualquier chuchería a los monos, sólo por verlos de cerca”, explicó.
“También les gritan, para que hagan monerías, sin darse cuenta de que eso altera al animal. Por eso el mono se muerde, llora, patalea, salta por toda la jaula. No es una gracia lo que hace, es una manifestación del estrés que le provocan los gritos”, insiste.
El único tapir americano que existía en Cuba, murió en 2016 a causa de una oclusión intestinal provocada por un “paquete de Pellys” que “le dieron a comer con nailon y todo”.
Muerte
Estos Pellys pretenden cobrar nuevas víctimas. Flotan en el agua de los hipopótamos junto a caramelos y otros alimentos, latas de refresco y cerveza.
Ninguno de estos excesos puede ser penados mientras no exista una Ley de Protección Animal en Cuba.
“Muchos visitantes no perciben que estos actos son muestras de maltrato. En esa actitud influye la falta de educación ambiental, pero también la carencia de un cuerpo legal que ampare a los animales”, señaló el especialista.
Si no hay ley, no hay multas para los que lastiman sin querer a los cocodrilos, ensucian sus pocetas, les gritan a los primates, o les dan de comer alimentos que no deben ingerir.
Eso pasa en el zoológico, pero en las comunidades también se reportan crueldades y abusos en contra de los perros, gatos, aves y otras mascotas. Mucho peor en las peleas clandestinas de perros y las permitidas de gallos.
De allí que la prensa cubana se haya mostrado favorable a una Ley de Protección Animal. Pero si la Asamblea Nacional se reúne sólo dos veces al año para debatir temas políticos, no puede haber mucho tiempo para legislar. Parece cuestión de falta de voluntad.
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Redacción Cubanos por el Mundo