En 1995 llegó a Buenos Aires, María Victoria Henao, bajo una nueva identidad con el nombre de María Isabel Santos Caballero, junto a sus hijos. Muy pocos sabían que detrás de sus nuevas identidades se escondía la familia del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria.
Según reseña El Clarín, el diario tuvo acceso a una serie de cartas que dejó Henao, firmadas con su nueva identidad, María Isabel Santos Caballero, en las que se revela que sus primeros años en Argentina fueron de tortura debido a las extorsiones y amenazas de muerte por parte de quienes conocían su paradero.
Se dice que la viuda quiso dejar registro de sus vivencias a través de las líneas por si ella o sus hijos sufrían de algún atentado que acabara con sus vidas.
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Sin embargo, ellos disfrutaban de la seguridad por parte del gobierno, ya que en el año 1999, el entonces presidente de Argentina, Carlos Menem informó que estaba al tanto de que la viuda del capo y sus hijos vivían en Buenos Aires desde hacía más de un año.
Extorsión
“Soy víctima de una defraudación por parte del señor Juan Carlos Zacarías y sus allegados (…) que quieren quedarse con todos mis departamentos y $400 mil en efectivo”, dijo en una de las cartas de septiembre de 1999.
Juan Carlos Zacarías era quien se encargaba de llevar sus asuntos de contabilidad y además mantenían una relación sentimental.
En las cartas, la viuda hace referencia a una cita en un café de Buenos Aires con el abogado Víctor Stinfale, quien representaba a Zacarías, y en la que la amenazaron con revelar su identidad si no entregaba “su capital y sus propiedades a las autoridades”.
“Ellos pretendían chantajearme y extorsionarme con la intención de que yo les diera dinero a cambio del silencio de ellos. Estos señores salieron temblando del Spell Cafe, corriendo con pánico”, dijo.
Según la mujer, Zacarías habría inventado la historia de que era una “lavadora de dólares” y la amenazó de muerte en varias oportunidades a cambio de que le entregara un millón de dólares.
Por lo que, a finales de 1999, fue encarcelada durante 17 meses, ya que el caso fue anulado y la dejaron en libertad.
En la actualidad
Luego de 20 años ella y su hijo Sebastián Marroquín están envueltos en un nuevo escándalo de lavado de dinero del narcotraficante colombiano José Bayron Piedrahita, preso en Colombia y a la espera de ser extraditado a Estados Unidos.
Según la justicia argentina, Santos y Marroquín habrían blanqueado cerca de 15 millones de dólares del capo Piedrahita a través de proyectos inmobiliarios en Buenos Aires, a cambio de una comisión del 4.5 por ciento.
Redacción Cubanos por el Mundo