¿Para qué funciona un delegado, sino es para canalizar y resolver problemas? Al parecer los delegados de circunscripción en Cuba, perdieron su rumbo, o a pesar de conocer bien su papel, nunca los han dejado ejercer.
La realidad es que el régimen cubano asigna estas autoridades para llenar un cargo, no para que sean el hilo conductor de las necesidades del pueblo, según reseña Martí Noticias.
La teoría está bastante clara. Jacinto, ex funcionario del Poder Popular, comentó que el Poder Popular, no fue un calco de las ineficientes o absurdas instituciones soviéticas, sino una idea de Fidel Castro y Blas Roca, intentando empoderar al ciudadano.
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“En teoría era una propuesta democrática y buscaba que el delegado fuera un líder de la comunidad con capacidad suficiente para gestionar o administrar las deficiencias de la circunscripción”, explicó.
Pero en la Cuba comunista elegir a mano alzada a un delegado de barrio, es teóricamente, el único escenario democrático en la vida nacional. Expuestos a que sepan por quién votaste y con la participación controlada de los candidatos, no es mucho lo que puede encontrar allí la disidencia. Eso no es democracia.
En descenso
El sistema de los delegados por circunscripción, empezó en 1974 en la provincia de Matanzas. Era una prueba que duró un año y luego se extendió a todo el país. La estrategia “democrática” parecía dar resultados.
Tania Quintero, entonces reportera de Bohemia, hoy exiliada en Suiza, aseguró: “parecía que aquel experimento funcionaría bien en el resto de la isla, porque en los distintos municipios matanceros, urbanos o rurales, que como periodistas visitábamos y entrevistábamos tanto a los delegados como a los pobladores, uno constataba que se resolvían los problemas de la localidad”.
Pero hasta allí funcionó bien. Para los años 80 ya no funcionaba. “Era un relajo. Nadie nos hacía caso”, señala Gustavo, quien durante cuatro años ejerció como delegado en el barrio pobre y mayoritariamente negro de San Leopoldo, Centro Habana.
La pérdida de la funcionalidad del cargo hizo que se desvirtuara y se corrompiera. “Ocupábamos el cargo sólo por oportunismo, para resolver problemas personales o aumentar nuestro curriculum. El Poder Popular, y sobre todo los delgados de circunscripción, deben desaparece o construir nuevas estructuras si se quiere que cumplan un rol”, detalla.
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Actualidad
“Después del Período Especial, el delegado es una figura decorativa. No resuelve nada y ninguna institución del Estado le hace caso. Están pa’ celebrar reuniones y prometer gestiones que nunca cumplen”, así se refiere Luis habitante de la circunscripción Vista Alegre-Víbora.
Un delegado no va a ser realmente sincero sobre su trabajo si expone su identidad. Por ello esta delegada, prefirió que se le llamara Nuria. Es Madre de tres hijos, vive en precarias condiciones junto a una hermana y su madre. Su apartamento está divido en la sala por cartón tabla que le ha permitido tener una habitación adicional.
Nuria es hija de la revolución, adoctrinada hasta la médula, prototipo de Hombre Nuevo. Pertenece a la generación que nunca alzó la voz y su opinión jamás Fidel Castro la tuvo en cuenta.
“Muy bajo. De diez planteamientos de los electores, me siento satisfecha si puedo resolver dos”, señala Nuria que ha sido delegada durante cinco años.
“Es verdad que a los delegados nos suelen hacer el caso del perro. Casi nadie nos toma en cuenta. Yo diría que esto funciona por inercia o protocolo, no por eficacia. A las reuniones de rendición de cuentas asisten el 20 por ciento de los vecinos. No confían en nosotros, no creen que podamos gestionar sus problemas. Si se quiere que funcione, el mecanismo habrá que cambiarlo pues ningún delegado de circunscripción tiene poder real”.
Peor
Si muchos vecinos desconocen quién es el delegado de su circunscripción, la desinformación se multiplica cuando usted le pregunta cómo se llaman los diputados municipales, provinciales y nacionales.
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Ernesto, licenciado en ciencias políticas, aclara que solo podría mencionar los nombres de unos pocos dirigentes y ministros, pero a nadie del Poder Popular, con excepción de Lazo.
“Nadie sabe exactamente quiénes integran esa misteriosa comisión que elige a los candidatos en el municipio, la provincia y a nivel nacional y que también propone al presidente y a los integrantes del Consejo de Estado”, detalla el licenciado.
A su juicio, el Poder Popular es pura escenografía y su tesis la respalda el hecho de que el Consejo de Estado ha dictado diez veces más leyes que la Asamblea Nacional, que se reúne solo dos veces al año y votan de manera unánime.
“Ese cuerpo legislativo es un gasto innecesario de dinero. O se reforma o se cierra. No cumple ninguna función dentro de las estructuras del poder, excepto acompañar las decisiones del gobierno”, sentencia Luis.
Sin esperanza
La ineficiencia de los delegados hace que los cubanos prefieran escribir cartas a las secciones de quejas o dejar comentarios en artículos y columnas de opinión en la prensa estatal online, antes esperar por sus inútiles gestiones.
Aunque tras 60 años de ineficacia gubernamental, la mayoría de la población aprendió a resolver sus problemas sin ayuda de nadie.
Redacción Cubanos por el Mundo