Por un lado, informes que decían que el avión aprobaba todas las inspecciones. Por otro lado, expertos que insinuaban problemas en su funcionamiento. Pero ahora se disipan las dudas, con el testimonio de Myrna Diaz, sobrecargo que de Global Air entre el 2013 y 2016. Ella contó cómo se volaba en el avión protagonista del accidente aéreo en Cuba que cobró la vida de 111 personas, según reseña Milenio.
Tres años trabajó Díaz como sobrecargo en Global Air, compañía dueña del avión protagonista del accidente aéreo en Cuba. Para ella ese tiempo fue suficiente para darse cuenta que trabajaba bajo riesgo.
Cuando ocurrió el accidente en La Habana que cobró la vida de 111 personas, 100 de ellos cubanos, no se sorprendió. Siempre pensó que algo así podía ocurrir y por eso renunció a la empresa. Ella soportó más de un aterrizaje violento.
La sobrecargo voló en aviones a los que les faltaban toboganes de emergencia, chalecos salvavidas y oxígeno. Con todo eso, inexplicablemente, pasaron las inspecciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
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Incluso, en noviembre de 2016, advirtió a la inspectora verificadora, Edna Laura González Gómez, enviada por la SCT, sobre las deficiencias en las que trabajaban ella y sus compañeros con Aerolíneas Damojh.
“Se salía el agua de las pocetas del baño en cada aterrizaje y despegue. Volábamos con el mínimo, a veces hasta con un tobogán nada más. Sin chalecos salvavidas, sin tanques de oxígeno. Teníamos que cooperarnos entre nosotros hasta para pagar el servicio de las escaleras, combustible o limpiar el avión. Eso sin contar que te manejaban a través de los viáticos”, describió Díaz.
Con esta compañía nunca se sabía a dónde se iba, ni por cuánto tiempo. “Se volaba sin la cantidad de combustible necesaria, sin capacitar al equipo de sobrecargos en tiempo y forma. Hasta el agua de los baños se salía”, detalló.
Empresa
Global Air se creó en Guadalajara en 1990. Opera desde el Aeropuerto Nacional Capitán Rogelio Castillo, en Celaya, Guanajuato. Pero arrienda sus aviones a aerolíneas como Easy Sky, Sudamericana y Cubana de Aviación.
Entre sus facilidades ofrece ACMI-WET, lo que significa que renta sus vehículos con todos los servicios de equipo de pilotos, sobrecargos y mantenimiento. Sin embargo, el mantenimiento era deficiente. Los mecánicos trabajaban con pocas herramientas y las refacciones que solicitaban para reparar las aeronaves no llegaban.
“Yo les veía tan presionados muchas veces porque sabían lo que estaba mal, pero no podían hacer absolutamente nada sin las herramientas. No podían poner determinadas cosas en la supuesta bitácora, no podían hacer o tomar decisiones, si ellos dicen: hace falta esto y no está, pues no está”, detalla Myrna.
Lo peor
En 2014, Díaz vivió uno de los aterrizajes más violentos que recuerda. Fue en Honduras, en el aeropuerto de Toncondín,durante la gira Licenciado Cantinas que hizo el cantante español Enrique Bunbury.
“Sentimos una especie de desplome, como cuando te vas a ir en picada. Fue muy brusco, obviamente los pasajeros no deben saber. Llegamos todos como el papa: besando el piso, porque aterrizamos, pero en un momento dado sentimos que no aterrizábamos”, relata.
Global Air no notificó formalmente a Díaz sobre su despido. Luego de meses de no ser llamada a vuelos que la sobrecargo, quien aún cuenta con sus identificaciones y uniforme vigentes, acudió a la Junta de Conciliación y Arbitraje para denunciar.
Redacción Cubanos por el Mundo
