Ser mujer en Cuba ya carga en sí mismo una cuota de discriminación. Pero ser además lesbiana, acarrea el doble de restricciones y desmanes. Por ello Teresa de Jesús Fernández, filóloga y coordinadora de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales asociadas al Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex); afirma que “el activismo lésbico cubano está deprimido”; según reseña DesastreMx.
Detalla que las lesbianas cubanas sufren discriminación doble. Por su género y su orientación sexual. Hace mención además de la lesbofobia interiorizada, que contribuye a que las mujeres deseen estar invisibles dentro y fuera de los entornos LGBT.
“Padecemos una profunda lesbofobia, tenemos terror a ser señaladas. Terror al estigma, a que murmuren, hablen, nos aparten, nos acosen”, señala Fernández.
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La activista asegura que el sistema patriarcal cubano reduce el espacio de las mujeres a la casa. En el hogar, el cuidado y la familia. Eso contribuye a que aquellas cuya orientación sexual no es la heterosexual asuman que ese es su lugar. En sus mentes no tienen derecho a clamar como suyos los espacios y las luchas sociales. Y no ven como opción la calle o la exigencia de derechos incluso dentro del movimiento LGBT.
“El mundo sigue siendo de hombres. Hasta en el activismo, las personas trans que han padecido más y están en peor situación social, tiene mayor fuerza que el de las mujeres lesbianas. Incluso la jornada cubana se llama Jornada contra la Homofobia y Transfobia, la palabra lesbofobia no está incluida”, explica.
Historia
La historia del activismo lésbico en Cuba es reciente. El primer grupo de mujeres lesbianas fue Las Isabelas conocidas en 2002. Ellas dieron de qué hablar por distinguirse como un grupo con derechos y necesidades específicas.
De ese año a la fecha, once son los grupos de mujeres lesbianas y bisexuales que se han conformado en la isla. Oremi en La Habana, Fénix en Cienfuegos y Labrys en Villa Clara; fueron las primeras. Luego se les unió Caucubú en Trinidad, Las Ateneas en Ciego de Ávila y Gladiadoras en Camagüey. Para finalizar, las más recientes son Venus en Granma y otros grupos en las provincias de Pinar del Río, Las Tunas y Holguín.
Isel Calzadilla, fundadora de Las Isabelas cuenta que el surgimiento de los diferentes grupos abre las posibilidades de crecimiento como población de mujeres lesbianas en el país.
“A pesar de los problemas y prejuicios, vamos saliendo adelante. Los grupos, los encuentros y talleres nos ayudan a empoderarnos y a luchar por lo que somos y queremos”, comenta Calzadilla.
María Caridad Jorge, coordinadora de Labrys, asegura que no hay un solo plegable o poster en el que se hable sobre mujeres lesbianas o sobre su salud. “¿Dónde están los libros de mujeres lesbianas?, ¿Dónde están los estudios médicos sobre nosotras?”.
Redacción Cubanos por el Mundo