Es difícil vivir en un lugar en donde por al menos cuatro meses no hay luz solar. Pero peor aún saber que, aunque se viva allí toda una vida en esa patria, allí no se podrá morir. Se trata de Longyearbyen una isla de Svalbard el archipiélago de Spitsbergen, ubicado en la parte continental de Noruega y el Polo Norte; según reseña Daily Mail.
La localidad se considera el asentamiento más septentrional del planeta y su población es de poco más de mil de personas.
Allí hay noches largas, osos polares y la presencia del Banco Mundial de Semillas. Pero no es eso lo más impresionante del lugar. Hay algo que impresiona más que su clima. Y es que, por ley, está prohibido morir en el lugar.
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Por supervivencia, no se pueden permitir que los cuerpos permanezcan en la localidad. Y es que 1950 se descubrió que los cuerpos enterrados en el cementerio local no se descomponían. El clima impide su descomposición y si los cuerpos no se descomponen, existe el riesgo de propagación de virus y enfermedades. Así como el acercamiento de los depredadores.
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Como resultado, si una persona sufre un accidente o una enfermedad grave, la envían en avión a la parte continental del país. Y si alguien muere en el pueblo, entonces su cuerpo también se traslada a otra parte de Noruega.
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Más normas
Longyearbyen no es el único pueblo del mundo donde existe la ley que prohíbe morir. En tres aldeas francesas: Cugnaux, Le Lavandou y Sarpourenx, se aplica como norma. En la localidad española Lanjarón, tampoco se puede morir, pero por falta de espacio en los cementerios.
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Redacción Cubanos por el Mundo