Todo parecía olvidado para Fabián Peña cuando su nombre salió a relucir en la pantalla del Draft. Natalie Delgado, su novia, fue la primera en darse cuenta y entonces comenzó una historia digna de admirar.
Peña logró un puesto en los Gigantes de San Francisco. Este receptor cubano del Manhattan College había sido el cuarto bate del Cuba Infantil, que lo ayudó a alcanzar el logró del cuál hoy está orgulloso.
“Fue algo imprevisto, porque había dejado de estar pendiente del Draft y de pronto surgió mi nombre vinculado a los Gigantes”, dice Peña y reseñado por El Nuevo Herald. “En ese momento sentí una emoción tremenda y abracé a todo el mundo. Este es un premio a tanto sacrificio para mí y mi familia, algo que no olvidaré nunca”.
Pero con toda esa emoción no pudo olvidar sus orígenes. Cuando en Guanabacoa brillaba por todo lo alto y fue entonces cuando los equipos nacionales cubanos se interesaron en él.
Con solo nueve años, asistió en 2006 a Venezuela para disputar el Mundial de béisbol infantil. Dos años después regresó como cuarto bate de su equipo y fue entonces cuando fue elegido como Todos Estrellas.
“Por aquellos tiempos mi ídolo era Ariel Pestano”, recordó Peña. “Me gustaba mucho la forma en que defendía el plato, su manera de conducir el pitcheo. ¿Quién sabe a dónde hubiera llegado de permanecer en Cuba? Pero la vida me llevó por otro camino muy diferente”.
Viaje a EE.UU.
Pero todo cambió en 2011 cuando logró llegar a Miami gracias a su padre, Jorge Peña, quien cuatro años antes abandonó Cuba y logró llegar a Estados Unidos por México.
Jorge lo reclamó a él y a su madre. De inmediato el béisbol estadounidense lo cautivó.
“El béisbol siempre ha sido un apoyo y una ayuda en mi vida. Llegas a un país nuevo, con otro idioma, otras costumbre. Pero el béisbol permanece siempre, como algo que continúa y que te muestra otras avenidas más allá del terreno. Ha sido y será mi pasión más grande”.
Gracias a sus dotes como beisbolista logró ganar una beca para estudiar Finanzas en el Manhattan College de Nueva York, pero no se apartó de las canchas y siguió creciendo como receptor, hasta que por fin atendió al llamado de los Gigantes.
“Mi meta era ir al College y luego firmar con un equipo de Grandes Ligas”, comentó el habanero. “Sé que inicio ahora un camino que ojalá me lleve a debutar en el mejor béisbol del mundo, pero confío en terminar mi carrera de Finanzas. Una cosa no está separada de la otra. El dominio de las Finanzas te ayuda a tener más disciplina, a saber de los riesgos y de las inversiones”.
Redacción Cubanos por el Mundo