El antiguo déficit de viviendas, sumado a los recientes derrumbes producto de la tormenta subtropical Alberto, convirtió a La Habana en una olla de presión. Cubanos desesperados por materiales de construcción para reparar sus viviendas, salieron a las calles y el régimen tenía que hacer algo para echarle la culpa a otro.
Y es que los mismos funcionarios que han promovido y permitido la escasez de materiales en los “rastros”; ahora hicieron un operativo de control ejecutado por sorpresa para meter presos a los acaparadores y revendedores, según reseña AmericaTV.
Más de 20 revendedores fueron a prisión para ser investigados por la compra ilegal de materiales, que revenden luego en otros negocios a elevados precios.
Tras la verificación de seis de los “rastros”, el régimen informa que consiguieron altos índices de corrupción. Así como falta de constancia en las entregas de distribución.
Soluciones
Como este operativo se han hecho cientos. Los cubanos se quejan de la realidad: especulación, acaparamiento y reventa. El régimen acude, paraliza las actividades por algunos días; pero cuando se reanuda el trabajo todo vuelve a ser como al principio.
Nada soluciona un problema producto de la escasez. El régimen no puede solucionar un problema que se soluciona con más producción o importación. Y ese es la misma situación que se vive con los alimentos, las medicinas, la ropa y todo lo que no se produce en Cuba.
El régimen no cumple con su responsabilidad que es ofrecer una vivienda a cada cubano. El déficit de materiales para crear viviendas es profundo frente a la abundancia de materiales que se dedican a construir hoteles.
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Redacción Cubanos por el Mundo
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