Desde hace más de cuatro días, ningún tatuador ha podido ejercer sus labores en la provincia de Ciego de Ávila. Según una denuncia difundida a través de redes sociales, inspectores del Ministerio de Trabajo arribaron a los estudios de la provincia, dando órdenes de clausura, imponiendo multas e inclusive, buscando con la policía a algunos de los trabajadores de la tinta “como si fueran delincuentes”.
¿La razón? Es desconocida según Hainet, un tatuador local que realizó la denuncia que se ha esparcido a través de redes sociales. Fustiga que no les permitan trabajar por encontrarse ilegales pero que no se les permita resolver su situación mediante licencias.
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“Dicen que estamos ilegales pero no nos dan una solución tampoco. El ministerio de Trabajo no tiene ninguna patente a la que nos podamos afiliar. No se nos considera artistas. No sé por qué razón, si lo que hacemos es un arte. No se pone en la pared, se lleva en la piel”.
La estigmatización en contra de la práctica es fuerte en Cuba. Sin embargo, ha logrado saltar obstáculos y expandirse dentro de la juventud cubana, inclusive sorteando la escasez de implementos.
“Estoy seguro de que gran parte de la juventud cubana tiene tatuajes. Se ha vuelto parte de la idiosincrasia del cubano, es parte de nuestra cultura. ¿Por qué no se respeta entonces a los tatuadores?” argumenta.
La denuncia llega en momentos donde la Isla ya asumió un nuevo mando. De Miguel Díaz-Canel se espera un trato de mayor amplitud a la práctica, considerando que mientras fue gobernador de la provincia de Villa Clara, promovió el Festival del Tatuaje. Inclusive la primera dama, Lis Cuesta Peraza, lleva uno en su espalda y no le disgusta exhibirlo.
Redacción Cubanos por el Mundo