Aislamientos, golpizas, humillaciones y demás, es lo que ha tenido que soportar en completo desamparo la activista de la Unión Patriótica de Cuba(UNPACU), Lisandra Rivera, desde su detención hace año y medio, acusada de “desacato” por defender a cuentapropistas que eran desalojados de su mercancía. Ahora, ni los insumos básicos que le provee su familia le es permitido recibir en Camagüey.
Así lo denunció su esposo, también activista de UNPACU, Yordanis Chávez Roll, quien asegura que tras entregar varios artículos de primera necesidad a los custodios de la prisión, ninguno de éstos fue entregado a la presa política. Según Martí Noticias.
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El paquete incluía un par de zapatos, dos de chancletas, una toalla y un medicamento contra la sarna, todos considerados elementos muy necesarios para quienes permanecen en las cárceles cubanas. Sin embargo, mediante una llamada Rivera indicó que nada había llegado a sus manos, concluyendo así que se trata de una nueva forma de hostigamiento por disentir.
Antecedentes
Lisandra Rivera Rodríguez, recibió hace un año una golpiza en la prisión provincial de mujeres, Carretera de Mar Verde, en Santiago de Cuba y estuvo confinada a una celda de castigo.
“La madre y el esposo fueron a la prisión, pero no le permitieron verla. En las afueras de la prisión familiares de otras presas les confirmaron que a Lisandra le habían dado golpes y la tenían en celda de castigo. Las autoridades lo negaron”.
La activista ha sido trasladada a régimen de máxima seguridad, aislada de otras presas, en varias ocasiones. Las autoridades han justificado su ensañamiento diciendo que Lisandra mantenía desordenada su celda, aunque según familiares el trasfondo de todo esto es que ella se ha negado a la reeducación castrista.
La activista de UNPACU está encarcelada desde el 18 de diciembre de 2016, la enjuiciaron el 17 de enero del siguiente año por presuntamente el delito de atentado, por lo que le dieron dos años de privación de libertad.
Redacción Cubanos Por El Mundo
