Cacharros va, cacharros vienen, llevando de a poquito el agua que decenas de familias cubanas tratan de rendir al máximo cada día, cada semana, cada mes, a pesar de que el mes de mayo registró el mayor acumulado de lluvias de los últimos años. Los afectados no se explican por qué si no hay ni rastro de la sequía, su padecer por el vital líquido se mantiene igual.
“Cuando no llovía, los inspectores de Aguas de La Habana nos decían que tenían que abrir las turbinas por turnos para abastecer a todos los municipios y por eso el agua no entraba a diario. Ahora no entiendo cuál es la excusa porque según dicen en el Noticiero, todo está lleno”, dijo Vicente Varona, residente en el consejo popular Jesús María, municipio Habana Vieja, a CubaNet.
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En las últimas semanas de mayo, días de aguaceros intensos saturaron embalses y presas en todo el país, inundando gran cantidad de poblados, que hasta provocaron la muerte de 8 personas y dejaron bajo las aguas grandes cantidades de cultivos. Sin embargo, la única agua abundante en los hogares cubanos es la de lluvia, no la de tubería.
“Cada día los habitantes de estos barrios olvidados esperan en la puerta de sus solares a que caiga la primera gota de la cañería, para traer sus vasijas y acaparar la mayor cantidad de agua posible, en un conflictivo ‘sálvese quien pueda’ donde los más perjudicados suelen ser quienes no pueden valerse por sí mismos” dice Ana León en su análisis.
Nuevos “servicios”
La anarquía que genera la falta del vital líquido, obliga a muchas personas que deben salir trabajar o que viven en pisos altos o de difícil acceso, pagar a quienes se ofrecen en esa tarea, la mayoría mendigos o alcohólicos, quienes cobran alrededor de 50 pesos por cada llenado.
Este hostil escenario, ha generado la proliferación de otras alternativas para recoger agua, que dura muy pocas horas y es asechada por largas colas de afectados. Es así como surgen las bombas, que con la ayuda de la electricidad hacen de la tarea de llenado mucho más fácil.
“Los improvisados aguadores marcan varias veces en la cola, afectando al resto de las personas que no alcanzan a llenar sus tanques debido al poco tiempo que dura el agua. Este proceder abusivo ha dado lugar a discusiones violentas entre vecinos, muchos de los cuales han recurrido a métodos no menos perjudiciales desde el punto de vista colectivo”.
Es una opción para quienes tengan con qué pagar, siendo para muchos ancianos y desamparados otra forma de sentirse excluidos en la Isla de las dificultades, sin medicinas, alimentos y por si fuera poco, agua.
Redacción Cubanos Por El Mundo
