Un refrigerador nuevo es un deseo impensable para muchos cubanos. Los más accesibles se encuentran en las Tiendas Recaudadoras de Divisas alrededor de los 350CUC, mientras que los más sofisticados superan los 1.000CUC. Una realidad que preocupa a “La China”, al igual que muchos cubanos, que ante el deterioro de sus equipos ven lejana la posibilidad de adquirir otros.
La mayoría de los isleños cambiaron sus artefactos refrigerantes entre los años 2006 y 2009, por unos nuevos de la marca Haier, en una jornada estatal que permitía pagar los refrigeradores en cuotas a través del Banco Central de Cuba. Hoy, muchos lamentan aquella decisión debido a la falta de piezas de repuestos y la larga espera para reparar un equipo en el taller estatal.
“Lo que más me duele es que mi antiguo Frigidaire estaba bastante bueno, pero me dijeron que ya no habría piezas de repuesto para su reparación y, claro, tuve miedo y lo cambié”, dice a Diario de Cuba, La China, quien tiene tres empleos para mantener a dos hijos.
Intercambio
La cubana entregó su Frigidaire por un Haier HRF-250E hace 10 años, por el que ha pagado 6.019,68 pesos, quedando aun una deuda de 492 pesos por cancelar al banco, sin embargo, el refrigerador ya se dañó. Su reparación tiene un costo de casi 40 CUC, lo que no reúne ni en un mes de trabajo.
“Dijo que es el motor. Pero en el taller ahora mismo no hay piezas y hay un listado donde me tengo que anotar para que, en la medida en que vayan entrando las piezas al país, me llamen cuando me toque el turno”, lamenta la mujer.
Ante las dificultades, La China se inventó una solución de momento. Inspirada por los vendedores de helados callejeros, creó su propia nevera de poliespuma, que aunque no enfría ni congela, mantiene frescos los alimentos manteniendo pomos con agua congelada en su interior.
“Inventé esa nevera inspirada en los vendedores de helados callejeros”, dice mientras sigue esperando su turno en el taller”.
Espera
Cristina, vecina de Cojímar, también cambió su viejo refrigerador por un Haier, el que está roto desde hace dos meses.
“El técnico me dijo que debe haber un salidero. Si es en los conductos, cuando haya material lo debo llevar al taller para que lo arreglen. Pero si descubren que es en el armazón será peor, para eso hay una cola que no avanza desde noviembre (de 2017)”.
El mal que caracteriza a casi todos los equipos chinos son el deterioro de las juntas, que tampoco se encuentran en la Isla, lo que obliga a sus dueños a inventar todo tipo de remiendos para que cierren.
Redacción Cubanos Por El Mundo