La cobertura hecha por la prensa cubana al recorrido que protagonizó el “presidente” Miguel Díaz-canel en la ciudad del Manzanillo este miércoles parece redactada por un miembro del Partido Comunista de Cuba, o por la esposa del funcionario. Las generalizaciones sobre “el sentir” del pueblo no faltaron, realzando “la querencia intrañable” de los cubanos hacia sus dirigentes.
“Los periodistas fuimos testigos de ese continuum que ha caracterizado a la Revolución Cubana, el reconocimiento y la querencia entrañable hacia quienes dirigen el país”.
Un recorrido en el que se omitieron muchas cosas seguramente, en el que el miedo sesgó cada encuentro y cada frase expresada por los poco mortales de a pie que pudieron ver y tocar a Díaz-canel, uno de los privilegiados del legado castrista.
Emociones
Esa efervescencia emocional que describe la prensa cubana, motivada quizá por la curiosidad y el morbo de ver tanto poder en una sola persona, optó por disfrazarse de cariño, cautivando a los periodistas del castrismo, como si la caminata popular de Díaz-canel se tratara de una hazaña olímpica o de la visita de un santo.
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“El pueblo granmense, por todos los lugares que Díaz-Canel pasó, salió a las calles con cariño y entusiasmo desbordado a saludar al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, como muestra de la continuidad histórica de la Revolución”, dice la nota del evento.
Autocensura
Una vez más, la cobertura del evento se quedó corta. Hay muchas voces aún por representar en las líneas de la prensa oficial. Hay muchos pensamientos atragantados entre la multitud, que conocida la represión, prefiere sonreírle al sucesor de Raúl Castro antes que pedirle respuesta al deterioro de su vivienda, que tiene 20 años cayéndose a pedazos, por citar uno de los centenares de problemas que aquejan a la población cubana.
“Es algo que sembró Fidel y Raúl continúa. Díaz-Canel lo hereda, tal vez por eso humildemente, durante todo el recorrido que hizo en el día de ayer por la provincia, fue al encuentro de nuestros compatriotas. Lo hizo de manera sencilla y diáfana. No podía ser de otra forma”, dice la nota para rematar su venerada redacción.
Su última frase, “no podía ser de otra forma”, alude a la humildad del funcionario para recorrer unos pocos metros de una ciudad de manera “sencilla y diáfana”, omitiendo las decenas de miles de kilómetros abarrotados de hambre y miseria en todo el país que no han recibido: ni la visita, ni el saludo, ni las soluciones del mandatario a sus demandas, en años de lucha.
El recorrido de Díaz-canel y los 60 años de empobrecimiento del país sí podían ser de otra forma, y el pueblo lo sabe.
Redacción Cubanos Por El Mundo
