Un máximo de 72 horas le dieron para abandonar una casa en donde había vivido por 10 años. El inmueble abandonado y deteriorado está ubicado en la localidad La Palma de La Habana. Ahora Mayra Medina Acosta madre de un adolescente de 15 años, no tiene adonde ir. Pide un cupo en un albergue; según reseña Diario de Cuba.
La crítica situación de Medina Acosta la hace pedirle al régimen el acceso a un albergue del cual otras familias están urgidos por salir. Pero a pesar de conocer su caso, no hay respuesta. Todas sus puertas están cerradas.
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Todo comenzó cuando el dueño del inmueble apareció con los papeles en regla. Las autoridades de Vivienda en el municipio de Arroyo Naranjo la sentenciaron al desalojo, lo que en su caso es la calle.
“Gracias a Dios el muchacho hijo del dueño original, les dijo que me dieran más tiempo”, comenta Medina Acosta.
Historia
“Un día yo estaba sentada y se me apareció un hombre diciéndome que era el dueño de la casa. Me pidió que lo acompañara a la dirección municipal de Vivienda para que me explicaran. Allí me puse a llorar. Tenía que irme a la calle con mi hijo menor de edad. Les pedí que por lo menos me mandaran para un albergue. Pero me dijeron que no, que tenía que recoger todo y salir de la casa primero”, contó la mujer.
Medina Acosta asegura que no tiene dinero y que nunca ha recibido asistencia de Seguridad Social, a pesar de que tiene un expediente abierto desde finales de los años 90.
“Mi expediente no aparece porque la encargada se fue del país después que la sancionaran por estar metida en negocios de venta ilegal de casas. Yo ni siquiera tengo chequera, no trabajo porque soy alcohólica. Pero en las condiciones en las que vivo el ron es lo único que me ayuda”, manifiesta en un dejo de sinceridad.
Peor
Las condiciones son infrahumanas en la vivienda. Con el paso del huracán Irma una parte del techo de la cocina colapsó, llevándose la pared por delante. Como no era propietaria del inmueble, nunca recibió ayuda para reparar los daños.
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“Yo no tengo dinero para reparar nada y el Estado tampoco me ayuda. Por eso pedí irme para un albergue. Estoy segura de que estaría mejor, pero ni siquiera eso me ofrecieron. Solo pedí un albergue. No puede ser tan difícil”.
Medina Acosta está clara: “Yo sé que no era mi casa. Cuando el muchacho llegó, me dijo que me daba 1.000 pesos (moneda nacional) para que me fuera, pero con eso no podía irme para ningún lado. Dice que le va a donar el terreno a la dirección de Vivienda para que le den un apartamento. Eso es un negocio entre ellos y no me molesta, solo quería que no me tiraran para la calle”.
Finalmente fue desalojada junto con su hijo el pasado 23 de junio y ella aceptó porque la habían amenazado con meterla presa. Ahora ocupa otra casa vacía. No revela la dirección para pasar desapercibida. Su nuevo amparo no está en mejores condiciones que la anterior.
“Igual tengo goteras, puertas rotas y miseria. E igual siguen sin ayudarme”, lamenta.
Redacción Cubanos por el Mundo