De todo hay desabastecimiento en Cuba. Hasta de las jabitas de nylon o conocidas también como bolsas plásticas. Cubanos denuncian que los funcionarios detrás de los mostradores asignan a alguien fuera del establecimiento para que las revendan; dejando a los compradores sin la opción para cargar sus productos.
La venta clandestina de jabitas de nylon se ha convertido en el modo de vida de unos y en un calvario para otros. El acto de corrupción ocurre con la venia de los trabajadores en los comercios del régimen; según reseña Martí Noticias.
“Adentro de los comercios no hay, pero fuera sí. Cualquiera tiene una pila de jabitas para revender”, protesta una cubana.
Ya es costumbre. El régimen se escuda en la necesidad de reducir el uso de los materiales de plásticos para no tenerlas en los comercios. Pero la norma es que afuera abunda en las manos de los revendedores.
Solución
“Para resolver este problema debe tomarse una medida con los que están de lado dentro del mostrador. Encararlos y evitar que vendan las jabitas para que otras personas las revendan fuera del comercio” señaló otra cubana.
La misma situación sufren quienes necesitan productos de primera necesidad. Los productos regulados andan desaparecidos. La escasez es crítica para las personas que no tienen para pagar los productos con sobreprecios.
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Redacción Cubanos por el Mundo