La escasez de alimentos en Villa Clara comienza a hacer mella en la paciencia de sus pobladores. Algunos deben levantarse en horas de la madrugada para pararse frente a algún mercado del Estado y esperar a que vendan la tan preciada carne de cerdo.
De acuerdo con un reportaje de CubaNet, los viandas, hortalizas, carne de res, de cerdo y el pollo, han comenzado a escasear a niveles alarmantes, esto gracias a las recientes regulaciones del gobierno local que más que solución a la especulación, ha creado otro aún peor.
Jacinto es un jubilado cubano que pese a su edad, debe hacer extensas colas para lograr tener unos cuantos kilos de carne de cerdo regulada a 16 pesos la libra, de lo contrario su comida diario no estaría segura.
“La carne de cerdo no se vende hasta que arranca el día, pero si quieres resolver algo tienes que estar desde la madrugada, o antes, desde la noche anterior. Aquí hay gente que hace cola desde las doce. Sacan pocos perniles y están los revendedores, y los que hacen negocio, y ya, tú sabes, soborno de por medio. Hay quien amanece a las seis aquí y no llega a comprar más que pellejo”.
La corrupción y las malas políticas han llevado a los villaclareños al borde del desespero ante esta problemática que se agudizó en los últimos meses.
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Ellos cuentan que anteriormente, se podían conseguir los productos a precios más elevados en los negocios privados, pero ahora “ni eso”.
Alfredo, conocido como “El Chino”, es un carretillero que se paseaba las calles ofreciendo sus hortalizas, pero a raíz de las nuevas políticas tuvo que dejar de hacerlo.
“Simplemente, no me da negocio, porque tengo que sacarle algo a lo que me traen. Yo también tengo que vivir”.
El Consejo de la Administración Provincial decretó que los precios serían evaluados con frecuencia trimestral y que la medida tendría un “carácter temporal” para evitar el “acaparamiento y especulación por parte de personas inescrupulosas”.
A raíz de eso, ahora se exhibe menos comida en los anaqueles.
“No es que no los tengamos, es que a esos precios no nos conviene venderlos y, por eso, no los sacamos a la calle”, explica Alfredo.
A falta de una cadena de distribución adecuada como en los países desarrollados, los cuentapropistas deben abastecerse “por la izquierda” y es por eso que deben subir uno peso a dos a los productos para tener alguna ganancia.
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Olga Jiménez es una trabajadora que recorre los mercados en busca de pollo o carne de cerdo. Pero con la nueva regulación, todo ha desaparecido.
“Mira, este picadillo dice que tiene 400 gramos”, muestra la bolsa indignada. “Solo me permiten, entonces, llevarme dos. Eso, no los comemos nosotros en un día, porque somos muchos en la casa y si hubiera una papa o algo para agrandarlo, pero no, no hay nada de eso. La vianda está más perdía que la carne de res. Además, no te queda otro remedio que morder con lo de las shoppings, porque la carne de cerdo también desapareció. ¿Se pensarán que uno tiene un tubo de dinero? Además, a veces, ni picadillo ni perro caliente encuentras en ninguna parte.”, apunta
En tiendas de dicha cadena, los únicos productos cárnicos “asequibles” son los mencionados paquetes de pollo, el picadillo importado, y los fardos de diez salchichas. Sin embargo, se agotan rápidamente dejando los estantes colmados de latas de atún que sobrepasan los 8 CUC, adquisición impensable para el cubano “de a pie”.
Redacción Cubanos por el Mundo
