A principios de octubre entrará en vigencia una nueva política de control contra el transporte privado en La Habana, situación que podría agudizar las ya críticas condiciones para trasladarse en la capital cubana.
La medida demanda la agrupación de los taxistas bajo un régimen de cooperativas. Los que posean licencias operativas podrán formar parte de piqueras con controladores del Ministerio del Transporte. Esta decisión, los forzará a viajar en rutas designadas con precios máximos controlados, según informa el acuerdo 185/2016 del Consejo de Administración Provincial de La Habana.
Aunque la normativa asegura que no será de carácter obligatorio para los taxistas formar parte de estas cooperativas, quienes no lo hagan, no podrán trabajar en rutas principales ni optar por otros “beneficios”, como la promesa de recibir cada litro de petróleo por dos pesos cubanos, además de un treinta por ciento de descuento para la adquisición de piezas y neumáticos.
Sin embargo, todo trae su vuelta. Por cada litro recibido a ese precio “preferencial” tendrán que abonar 36 pesos a la cooperativa estatal y aun no se han fijado las tiendas donde se podrán adquirir los repuestos. Tradicionalmente, el régimen cubano no ha tenido la capacidad de surtir a los transportistas, lo que los obliga a acudir directamente al mercado negro.
Para surtir los vehículos también habrá consumos “mínimos y máximos”, respondiendo al tipo de vehículo y capacidad.
“No sé cómo va hacer este invento, pero actualmente el Estado te vende una goma (neumático) en 120 dólares y no la encuentras. Pienso que todo es un truco para endulzar un poco este descaro”, dijo Alonso, taxista privado reseñado por Diario de Cuba.
Pérdidas para los transportistas
El gremio considera que las ganancias tendrán un descenso de al menos 50 por ciento. Aclara el reportaje, que un almendrón en promedio, utiliza de tres y cuatro litros de combustible, entre ida y vuelta, desde La Palma al Vedado, una de las rutas frecuentadas.
“Tendremos que dividir nuestras ganancias con el Estado y eliminar a los choferes que trabajan para nosotros porque la cuenta no va a dar”, dijo Roberto, quien maneja un taxi Chevrolet del año 56.
“No tenemos un sindicato independiente para poder desafiar esta medida. Cuando esto empiece entregare mi licencia, venderé mi coche y me iré del país”, comentó Ariel, un chofer de Centro Habana.
Las piqueras de taxis ruteros (cooperativas estatales) pasarán al Ministerio del Transporte. Los choferes tendrán que marcar una tarjeta en cada vuelta para llevar el control.
“Quieren quitarnos del camino”
Los taxistas han definido no salir a trabajar a principios de octubre, a la espera de ver exactamente qué sucede, lo que agudizaría la crisis de transporte en la capital cubana.
Mientras, las cooperativas estatales de taxis ruteros van incorporando más rutas y más carros, generándole más ingresos al Estado. Cada vehículo le entrega al régimen 37 mil pesos al mes, recibiendo sus choferes 1500 pesos de ganancia.
“Esta gente (del Gobierno) quiere quitarnos del camino, ellos saben que la mayoría está en contra de esta medida”, dijo un taxista privado.
La nueva estrategia presionará a los choferes como él a bajar el precio del pasaje y subirá los ingresos del Estado.
Redacción Cubanos por el Mundo
