Desde hace décadas, los cubanos se rigen por la odiada libreta de racionamiento, un pedazo de papel que permite a los isleños adquirir productos a presos subsidiados, que muchas veces escasean en las tiendas autorizadas.
Ahora Miguel Díaz-Canel, nuevo mandamás de Cuba, propuso automatizar el sistema para reducir el personal requerido en la elaboración y verificación de dichas libretas, por lo que las oficinas de abastecimiento de alimentos, conocidas popularmente como Oficoda, podrían informatizarse.
Pero los cubanos temen que con esta acción, los pocos productos que aún se consiguen terminen de desaparecer.
“No te alcanza, ni la azucar ni el arroz, no te alcanza nada” dice una mujer cubana.
Mientras que un vendedor afirma que los productos le llegan semanal, pero solo algunos.
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Antes de abandonar el poder, Raúl Castro, indicó que la libreta era una herramienta para igualar a todos los cubanos.
El objetivo fue logrado, pues ahora todo el pueblo sufre por igual la escasez y el desabastecimiento.
“Queremos que le pidan opiniones al pueblo, queremos desaparecer la libreta y tener acceso a los alimentos”.
De automatizarse el sistema, este estaría a cargo de ETECSA, que ya es conocido en Cuba por su ineficiencia al momento de resolver problemas.
Redacción Cubanos por el Mundo
