Judy Cochran, una abuela de de 73 años, tomó cartas en el asunto buscando venganza por la misteriosa desaparición de su querido poni hace tres años.
Apuntó su rifle a los ojos del principal sospechoso, una colosal bestia que merodeaba los pantanos de su granja, ubicada en la localidad de Goodrich.
En declaraciones al Houston Chronicle, la mujer, que también es alcaldesa de Livingston, Texas, explicó que nunca se halló el cuerpo de su caballo miniatura, por lo cual se sospecha que fue devorado por un caimán.
“Creemos que es el caimán que se comió a uno de nuestros ponis hace varios años, era tan grande como este, podría habérselo comido fácilmente. Por lo general, los caimanes no nos molestan, pero a este lo hemos estado buscando”, dijo Cochran.
Un caimán de 263 kilos y casi 4 metros de largo probablemente goce de la supremacía territorial de cualquier ecosistema donde resida.
Pero un gigantesco reptil de estas dimensiones en Texas se metió con la presa equivocada y, por ello, terminó colgado de un techo como trofeo de una bisabuela enojada.
Polémica
La matanza del ejemplar desató polémica entre la ciudadanía, especialmente entre los defensores de los animales.
Mediante un comunicado, la alcaldesa declaró que fue una “caza ética y segura”.
La gente se ha quejado de por qué lo mató en lugar de reubicarlo, e incluso una mujer ha iniciado una petición para que la destituyan del cargo, según reseño el New York Times.
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Redacción Cubanos por el Mundo