Un recluso de Florida que le cortó la oreja a su compañero de celda y la llevó puesta en un collar, tenía un largo historial de enfermedades mentales y violencia, incluyendo amenazas de muerte contra el presidente de Estados Unidos en el 2006, según muestran los registros estatales y federales, reseña El Nuevo Herald.
Los hechos
El 13 de septiembre, Michael A. Hernández Jr., de 37 años, se enojó con su compañero de celda, Larry Mark, de 58 años, también un asesino convicto.
Fuentes de la prisión le dijeron que Hernández estranguló a Mark, le cortó una oreja y le sacó los ojos.
Hernández colocó la oreja en una cuerda que se colgó alrededor del cuello y se la mostró a varios reclusos antes de ir a desayunar al comedor.
Fue entonces que los guardias se dieron cuenta de lo que había sucedido, dijeron las fuentes.
Hernández puso los ojos en una taza y dijo a los presos que planeaba comérselos más tarde ese día.
Normalmente, los presos que se consideran una amenaza para otros reclusos se encuentran separados del resto.
Los registros sobre Hernández muestran que había atacado dos veces a los guardias de la cárcel del condado de Santa Rosa, incluido a uno que golpeó con el asiento de un inodoro.
Agentes federales también emitieron una orden de detención por cargos federales relacionados con las amenazas que hizo contra el presidente Bush en el 2006, según una portavoz del Servicio de Alguaciles de EEUU en Pensacola.
Antecedentes
Hasta el año pasado, Hernández estaba en el corredor de la muerte de Florida por el asesinato en el 2004 de una mujer de 67 años, que fue golpeada hasta morir durante un robo en una casa en Milton, una ciudad en del condado Santa Rosa.
Mientras esperaba el juicio por ese asesinato, Hernández, que entonces tenía 23 años, amenazó con matar al presidente George W. Bush y su familia, de acuerdo con una acusación federal. Los detalles de la amenaza fueron sellados.
En una decisión de 11-1 un jurado condenó a muerte a Hernández por matar a golpes a Ruth Everett, y fue enviado al corredor de la muerte en el 2007.
Los reclusos del Pabellón de la Muerte de Florida están en prisiones de máxima seguridad, un preso por celda.
Pero en mayo del 2017, la sentencia de muerte de Hernández se anuló y fue condenado nuevamente, esta vez a cadena perpetua. A más de 100 presos se les revocaron sus penas de muerte.
El motivo fue el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos de que el proceso de pena de muerte de Florida era inconstitucional porque no requería un voto unánime del jurado.
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Redacción Cubanos por el Mundo