Todo cubano sabe que el turismo en Cuba “es lo que da”. Jóvenes se preparan y buscan oportunidades en este sector que genera miles de millones de dólares al año, solo para reinventarse y poder surfear la dura crisis que lleva décadas azotando a la Isla comunista.
Un artículo del periodista Iván García para Diario Las Américas, revela el lado oscuro de este sector, donde los trabajadores se ven “obligados” a robarle al Estado y de esa manera compensar los pésimos salarios que devengan.
Gerard, un joven que trabaja en un hotel cinco estrellas de la capital, afirma llevar siete años en el negocio, expresando que el sector es codiciado por las buenas propinas que dejan los turistas, aunque en los últimos años se ha venido a menos.
Es por eso que él se “inventa”, definición que le dan a robarle al régimen, ya que están consiente de las ganancias que deja el turismo.
“Ni con mil auditorías se pueden precisar las ganancias reales que deja el turismo. Si damos crédito a la edición de 2017 del Anuario Estadístico de Cuba, en 2016 los ingresos asociados al turismo internacional fueron de más de 3.000 millones de pesos cubanos convertibles (cuc). Pero te aseguro que se mueve mucho más dinero. Una parte importante se la roban los jefes, el resto se lo ‘fachan’ los empleados. El año pasado, 4.7 millones de turistas visitaron la Isla y en 2018 se esperaba la deseada cifra de 5 millones o más. República Dominicana, con un millón de turistas más que Cuba, generó 7.000 y pico de millones de dólares, casi el doble de nuestros ingresos. Es cierto que a Cuba no está viniendo el número de americanos que se esperaba, que son los que más gastan y más propinas dejan, pero existe un inmenso agujero negro. Los pesos pesados meten la mano sin rendir cuentas a nadie”
Este joven afirma que tras bastidores, el turismo en un “antro de corrupción” en Cuba, donde está controlados por mafias “poderosas del Ministerio de Comercio Interior”.
“Aquí corre dinero suficiente para ‘mojar’ a funcionarios del partido municipal, provincial e inspectores nacionales de la Contraloría General de la República. Una plaza, en cualquier instalación turística, sea de limpia pisos o mucama, cuesta el equivalente a 800 dólares. Y, desde luego, los trabajadores también meten la mano. El Gobierno te obliga a robar, pues los salarios que pagan se encuentran entre los más bajos del país. Mientras el salario promedio anda por los 700 pesos, en el turismo el sueldo fluctúa entre 300 y 500 pesos”.
Desde otro punto de vista lo expone Yoel, un ex almacenero de un hotel en Varadero que explica como se hace con la excesiva cantidad de comida que llega a las instalaciones.
“Una parte considerable de la comida y la bebida que se vende en el mercado subterráneo sale de los hoteles, donde es más fácil justificar el robo. Es muy difícil para el Estado controlar los insumos. La cantidad de pollo, carne de res y queso, por ejemplo, que consume un hotel, alcanza para garantizar la alimentación de tres hoteles. Después se justifica como consumido. Pero todos saben que salió por la puerta de atrás, para vender a los cuentapropistas o en el mercado negro”.
Los empleados del sector turístico siempre han buscado dinero “por debajo de la mesa”, aunque esta práctica ha disminuido.
“Hace cinco o seis años, en un día malo, yo me buscaba 50 o 60 fulas (cuc). Ahora, raspando aquí y allá y robando en los vueltos [devoluciones], no llego a 10 chavitos. De cualquier modo, es mejor trabajar en el turismo que cortando caña”
Redacción Cubanos por el Mundo
