Funcionarios de la Guardia Nacional de Venezuela detuvieron a Dahud Hanid-Ortiz, un ex militar estadounidense de origen venezolano que es señalado del asesinato de dos cubanas y un ecuatoriano en Madrid, España.
Agentes del grupo Antiextorsión y Secuestro de dicho organismo de seguridad, detuvieron al ex marine en Ciudad Guyana el pasado 3 de octubre.
El sujeto estaba presuntamente visitando a unos familiares cuando fue aprehendido, ya que sobre él pesaba una orden de captura por parte de la Interpol.
Según informa el diario El Nacional, el sujeto fue trasladado a Caracas.
Al parecer, el ex marine podría ser deportado a España en los próximos días para pagar los los crímenes que cometió
El homicidio
Hanid-Ortiz fue visto abordando un vuelo de Iberia en el aeropuerto Adolfo Suárez con rumbo a Venezuela luego de asesinar de manera violenta a las cubanas Elisa Consuegra Gálvez de 31 años y Maritza Osorio Riverón, además de a un taxista ecuatoriano identificado como John Pepe Castillo.
Medios de Madrid catalogaron el triple asesinato como el “Crimen de Usera”.
El hombre había torturado y degollado a Consuegra, mientras que a Osorio la golpeó fuertemente con una pesa de ejercicio, que la mujer había empleado para defenderse. Misma que empleó para matar al taxista. Luego de cometer el crimen incendió el lugar del suceso.
Los investigadores indican que el ex marine pensaba que el abogado Victor Joel Salas, quien dirigía el bufete donde ocurrió la masacre junto con Consuegra, se acostaba con su mujer, por lo que lo esperó durante un largo rato hasta que su paciencia expiró.
Fue al baño, y al salir lo hizo con un machete.
La primera en morir fue Elisa, quien era recepcionista de la oficina de abogados.
El taxista ecuatoriano fue el último en morir. Este desafortunadamente había pasado por el bufete a recoger unos papeles de su hijo.
Cuando entró a las oficinas ya las cubanas habían sido asesinadas y Hanid-Ortiz pensó que él era el abogado que estaba esperando.
Sin mediar palabras lo atacó, le reventó la cara y luego se fue, no sin antes incendiar el despacho.
Redacción Cubanos por el Mundo