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Torturadores venezolanos aplican técnicas cubanas contra presos políticos

Funcionarios del SEBIN
Funcionarios del SEBIN / Foto: Referencia

El intercambio entre Cuba y Venezuela va más allá del comercial. Los métodos de torturas también forman parte del abanico de “beneficios” que tiene el régimen de Nicolás Maduro al mantener sus estrechos lazos con el castrismo.

Así lo detalla el ex preso político venezolano Lorent Saleh, quien reveló las torturas a las que fue sometido durante los cuatro años que estuvo preso en las mazmorras del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN).

En una entrevista al diario español El Mundo, Saleh indicó que los edificios conocidos como El Helicoide y La Tumba, son centros donde el castrismo tiene sus manos bien puestas.

“El Helicoide es lo criollo. Es la tortura física, es el golpe, es la corriente, es el bastón, es la madera. La Tumba es el aislamiento absoluto y el silencio. El Helicoide es el hacinamiento y la descomposición. En La Tumba estás tú con tus temores. En El Helicoide estás tú con los banqueros, con los narcos, con los ‘picagente’, con cientos de inocentes.”

Saleh expresó que durante su cautiverio, pudo ver de primera mano la naturaleza “miserable” del ser humano.

“Yo peleé tanto, como un loco, para conseguir cosas que a cualquiera le parecerían irrelevantes. Hice una huelga de hambre de 18 días para que me dieran un reloj. La Defensora del Pueblo me decía: ‘¿Dónde está escrito que un reloj es un derecho humano? ¿Dónde dice que debamos dejarle una mesita?'”, relató.

Torturas

Con respecto a las técnicas que le aplicaban sus captores, el venezolano indicó que hubo una en particular con la que no sabía si estaba vivo o muerto.

“Fui sometido a una técnica de aislamiento celular. Su objetivo es anular, uno a uno, todos los sentidos del preso, hasta que ya no sabe si está vivo o muerto. ¿Y sabe usted cuál es la única forma de averiguarlo? El dolor. Por eso quieres que te golpeen. Y por eso te golpeas a ti mismo. Contra el suelo. Contra los barrotes. Contra lo que sea. Buscando la sangre. Porque solo la sangre y el dolor te reafirman en que sigues existiendo.”

Los pensamientos suicidas pasaron por su cabeza varias veces, incluso intentó quitarse la vida en varias oportunidades mientras estuvo en La Tumba, pero no lo logró, hasta que se dio cuenta que no sería liberado, así que tomó una decisión.

“Sabía que el régimen no iba a soltarme y que yo no iba a ceder. Y tomé una decisión: mis carceleros ya no dormirían tranquilos; no verían relajadamente la televisión mientras yo estuviera ahí. Y así lo anuncié: ‘Yo estoy dispuesto a matarme. Y si me mato ustedes van a ir presos. Y a sus jefes les dará igual. Los sacrificarán como insectos.’ No era un: ‘¡Oh, ah, quiero morirme!.’ Al contrario. Era mi último recurso. Como una huelga de hambre, pero más fuerte. Porque ellos debían saber que iba en serio. Mis intentos de suicidio fueron una forma de desafío a la dictadura.”

“A partir de entonces, un funcionario tuvo que dormir en mi celda cada noche. Con un ojo medio abierto, aterrado. Una noche intenté colgarme de las rejas. Mi carcelero se despertó y se abalanzó sobre mí para salvarme ¡y salvarse! Otro día, volviendo del baño, le cerré la puerta en la cara. Le dije: ‘Estoy cansado. Se acabó.’ Y me volví a rajar.”


Este valiente venezolano afirma que los “dictadores hay que desafiarlos para que sepan que no son dioses”.

“Que también pueden sangrar y llorar y sufrir. Y que sus abusos tienen un coste, no sólo para los demás. Ésa es la verdadera resistencia: el desafío”, refirió.

Tal como lo hizo Fidel Castro, la obsesión del régimen de Maduro con Estados Unidos era inmensa, al punto que las torturas están focalizadas en levantar falsos testimonios sobre la oposición venezolana y sus lazos con los estadounidenses.

!Y yo era la pieza que les faltaba en su delirante narrativa: Colombia, los paramilitares, la oposición venezolana, los gringos. Algo parecido le ocurrió a Joshua Holt, un mormón americano con el que coincidí en (la prisión) El Helicoide. Lo detuvieron simplemente por ser catire —rubio— de ojos azules. El enemigo yanqui… Reforzaba su relato.”

Saleh fue liberado a pocos días de la sospechosa muerte del concejal opositor Fernando Albán, que fue detenido por el SEBIN cuando regresaba de reunirse con líderes políticos que se encuentran en el exilio. Las autoridades venezolanas dijeron que Albán se suicidó al lanzarse del piso diez del edificio donde se encuentran las oficinas de ese organismo represivo, pero la ONU y el Parlamento Europeo han reclamado una investigación independiente.

“Sospecho que lo lanzaron ya muerto, aunque lo mismo daría si se hubiera tirado él. También sería una víctima directa de la dictadura. Yo estuve en ese mismo piso diez, junto a esa misma ventana, y conozco la desesperación que podría llevar a un hombre a saltar.”

Estado terrorista

Para el opositor venezolano, en su país hay una “Estado terrorista”, donde el pánico, la violencia y el hambre son las bases del debilitado régimen.

“El hambre no es la mera consecuencia de un mal gobierno. Es una estrategia, y de las más efectivas, de sometimiento. El régimen tiene que subyugar a los venezolanos porque ya es incapaz de convencerles. ¿Cómo lo hace? Aprovechándose de su nobleza y profunda vocación democrática.”

Saleh permaneció cuatro años secuestrado por el régimen de Nicolás Maduro sin que nunca en ese periodo haber sido presentado ante los tribunales.

Más que un detenido, el activista fue un rehén y sus denuncias concretas pudieran poner en el banquillo de los acusados a altos funcionarios venezolanos ante la Corte Penal Internacional de la Haya por delitos de lesa humanidad.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by John Márquez

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