Luego de un plantón de dos semanas frente a la sede de la ACNUR en Trinidad y Tobago, y tras ser llevados a prisión por dos días, más de 70 cubanos hoy encuentran una luz al final del túnel de la mano de un empresario loca, quien les ofreció cobijo en una bodega mientras se resuelve su situación.
Según reporta Martí Noticias, este pequeño espacio ha sido bien recibido por los antillanos, que además lo bautizaron como la “Pequeña Habana Libre y Democrática”, en honor a sus sueño de libertad.
Jaqueline, considerada vocera del grupo de cubanos, indicó que todos se encuentran haciendo tareas de acondicionamiento para que el espacio quede habitable lo más pronto posible.
Los cubanos no tenemos miedo, no le tenemos miedo al trabajo.
Mientras tanto, la ONU sigue estando silente ante la situación, por lo que los cubanos no tienen garantizada la ayuda económica.
Hasta ahora no saben que hacer, pues no pueden trabajar porque no tienen papeles legales.
El empresario que otorgó el establecimiento se rehusó a dar declaraciones, pero se espera que esta ayuda beneficie a todo el grupo, entre ellos 15 menores y cinco personas de la tercera edad.
Estos hechos recuerdan a los ocurridos en 2016, cuando en la localidad de Turbo, Colombia, un residente ofreció una bodega en la que se albergan más de 200 cubanos que estaban varados en ese poblado luego de que Panamá cerrara sus fronteras.
Permanecieron ahí durante tres meses, hasta que el gobierno de Juan Manuel Santos los forzó a salir tras las amenazas de deportación.
Sin embargo en el caso de Trinidad y Tobago la realidad es otra. El futuro es incierto para estos cubanos, pero la esperanza está por delante.
Redacción Cubanos por el Mundo
