Tras días de polémica y duras críticas, la cantante española, Pastora Soler, decidió romper el silencio en torno a las fotos de ella almorzando junto a la hija del dictador cubano Raúl Castro, Mariela Castro, durante su visita a Cuba.
Soler indicó que el viaje a la Isla fue para atender una “acción solidaria” con la comunidad LGBTI, y que no hubo intereses económicos de por medio.
Quiero dejar muy claro que mi intervención en Cuba solo atendió a una acción solidaria y desinteresada económicamente, con el único objetivo de ofrecer mi música en apoyo a un colectivo que siempre ha sido maltratado y que en estos momentos sigue luchando por sus derechos
El primer viaje de la cantante a Cuba dejó un muy mal sabor de boca, y no precisamente por la langosta que degustó junto a Castro Espín, sino que eso le valió la cancelación de una presentación en Miami.
Soler afirmó que solo “atendió” una invitación realizada por el “colectivo LGBTI”, ya que la hija del dictador es la directora del CENESEX (Centro Nacional de Educación), que presuntamente vela por los derechos de los sexo diverso.
Previo al evento, que organizaba CENESEX (Centro Nacional de Educación), acudimos al almuerzo informal en una casa particular, invitados por uno de los organizadores, donde coincidimos con muchas personas que no conocíamos, entre ellas Mariela Castro
Una vez finalizado el almuerzo, nos dirigimos al Teatro Mella para las pruebas de sonido y la actuación. Hasta ahí mi visita y mi intervención en Cuba
La cantante dijo que, tras las fotos que algún invitado al almuerzo hizo y publicó en las redes sociales, recibió una llamada del promotor de su presentación en Miami solicitando “un aplazamiento del concierto”, que estaba previsto para este sábado 1 de diciembre, aludiendo “las molestias despertadas”.
Por nuestra parte y tristemente aceptamos la propuesta de cambio de fecha, y por supuesto entendemos y respetamos las diferentes sensibilidades que en torno a esta situación se puedan dar
¿Almuerzo al alcance de la comunidad LGBTI?
Soler basó su disculpa en el colectivo LGBTI de la Isla, ese que a diario sufre por sobrevivir frente a las precarias condiciones económicas promovidas por el castrismo.
De acuerdo con la agencia EFE, el almuerzo que Castro Espín y Soler compartieron es un “manjar” imposible de adquirir para el cubano de a pie.
Las imágenes con la hija del general Raúl Castro, que fueron más tarde borradas de las redes sociales, habrían provocado malestar en Miami, donde reside la mayor comunidad de exiliados cubanos.
Redacción Cubanos por el Mundo