José Antonio Jiménez ya tiene en el estómago su última comida. Pidió un sándwich cubano con tocino, cinco huevos, papas fritas y de postre un helado de vainilla y chocolate bañado con sirope de chocolate, informa el Miami Herald.
Este hombre afirma estar listo para ser ejectuvado, luego de ser encontrado culpable por el brutal asesinado de Phyliss Minas en 1992.
El cubano de 55 años, se levantó temprano este jueves para reunirse con un asesor espiritual, a quien le confesó estar tranquilo.
Michelle Glady, portavoz de la correccional de Florida, informó que su estado de ánimo era “bien” y estaba de muy “buen humor”.
Jimenez está programado para morir por inyección letal a las 6 :00 de la tarde
Los fiscales dijeron que él irrumpió en el apartamento de Minas en el norte de Miami, luego la apuñaló ocho veces, dos de ellos fueron fatales, justos en el corazón.
Los abogados de su defensa insistieron durante mucho tiempo en que Jiménez no era el asesino, y el caso circunstancial no probaba que él fuera el culpable. Un jurado, sin embargo, votó 12-0 para sentenciarlo a muerte.
La Corte Suprema de Florida rechazó el jueves sus apelaciones de último momento. Jiménez también ha presentado apelaciones ante el Estado y la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Será el quinto asesino ejecutado desde que Florida cambió la forma en que administra las inyecciones letales, un proceso que, según los críticos, puede ser un castigo cruel e inusual.
En 2017, el estado incluyó un medicamento llamado etomidato, destinado a provocar la pérdida del conocimiento, al cóctel letal que se administra a los internos durante la ejecución.
Redacción Cubanos por el Mundo
