Algunos dirán “son solo grietas”, pero la realidad es que dichos “cráteres” han causado más que molestias, hasta muertes. Tal es el caso de Herminia V. González de 77 años, quien falleció luego de convalecer por más de un años con una fractura de cadera luego de caer por culpa de un hueco en la acera frente a su casa en Caibairén.
La occisa residía en la avenida 23 y calle 14, con su hijo mayor, y para ir al agro a menudo tenía que subirse a las orillas mal cementadas de aquella calle adyacente, hasta que un traspié, en un agujero surgido de la noche a la mañana, la desgració, informa CubaNet.
Pero el caso de González es solo uno de tantos. Lorenza de la Rosa, es otra “invalidad” víctima de estos pasajes peatonales mal levantados.
De acuerdo con el portal, son varios los casos de “accidentes en aceras” que pasan por el Cuerpo de Guardia del Hospital Municipal María del Carmen Zozaya.
Una enferma que lleva 22 años prestando primeros auxilios en dicho centro, afirma que ha atendido a cientos que llegan con el mismo problema.
En vista de la falta de señalización, algunos vecinos se las ingenian para colocar palos con trapos y señalar los lugares donde estos cráteres se encuentran, pero el vandalismo hace de las suyas o simplemente el hueco se vuelve más grande y termina tragándose a pseudo señal.
Un señor de avanzada edad (84), cuyo nombre no quisieron autorizar los familiares, fue encontrado la semana antepasada, al amanecer, con la pierna partida dentro del enorme cráter que “adorna” la misma calle —entre las avenidas 13 y 15—, 2 horas después de provocársele lesión intracraneal severa, consecuencia del golpe contra el contén que le impidió quejarse.
Pero no solo los ancianos son víctimas de este descuido gubernamental. Una joven del reparto de Dolores, llamada Teresita Rivas, tropezó con uno de los huecos y cayó. Una de las cabillas oxidadas le atravesó la clavícula.
El portal afirma que estas aceras fueron construidas en los años 90 por instituciones adscritas al gobierno municipal, pero desde entonces no se le ha dado el mantenimiento necesario.
Lo peor del caso es que ningún organismo comunista destina los fondos necesario reacondicionar las aceras de este pueblo “socialista”.
La antigua calle mayor de Caibarién, punto cohesionador de personajes liliputienses y accesible al tránsito constante de guaguas, ambulancias, carricoches y transeúntes, es hoy lugar seguro donde estropearse, y probablemente perder hasta la vida.
Redacción Cubanos por el Mundo
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