Joshua Trump, el niño de 11 años que había sufrido acoso escolar por tener ese apellido, pero sin ningún parentesco con el presidente de EE.UU, se durmió durante el discurso del Estado de la Unión que pronunció Donald Trump, en el Congreso de su país el pasado 5 de febrero.
En una instantánea difundida en las redes sociales se aprecia que ese chico de Delawere, que viajó a Washington invitado por la primera dama de EE.UU., Melania Trump, aparece sentado en una butaca con los ojos cerrados y la boca medio abierta.
Esa imagen generó numerosos comentarios.
Por ejemplo, el escritor Joe Kasabian tuiteó que “Joshua Trump es el único Trump bueno”, un analista legal que aparece en televisión afirmó que ese pequeño representó a “todos” y otro usuario de Twitter le dio la bienvenida a “la resistencia” contra el inquilino de la Casa Blanca.
La escena
Con camisa blanca y corbata oscura, el jovencito lucía muy presidencial cuando se inició el solemne acto político trasmitido en horario estelar a una audiencia masiva. Pero no tardó en sucumbir a la cadencia aparentemente soporífera de las palabras de Trump.
Sentado muy cerca de la primera dama, Melania Trump, el estudiante de escuela media de Delaware pareció haber encontrado su repentina fama algo agotadora.
“Joshua Trump es un Trump que puedo respaldar”, bromeó otro, mientras que un tercero se mostró entusiasmado: “No todos los héroes usan capas”.
Bullying
Forzado a soportar meses de intimidación por compartir el mismo apellido que el presidente, Joshua abandonó la escuela y le dijo a su madre que había perdido la voluntad de vivir.
Según contó en una entrevista, alcanzar la fama nunca fue su objetivo. “Me dicen si estoy relacionado con Donald Trump y yo les digo: ‘¿Estaría aquí si estuviera relacionado con él?”, declaró el joven Joshua al sitio de noticias Inside Edition en diciembre.
La burla constante fue tal que sus padres finalmente lo sacaron de la escuela en 2017 y lo instruyeron en casa durante un año, antes de reinscribirlo cuando debía comenzar la enseñanza media.
La dirección del instituto instruyó a sus maestros para que no usaran más el apellido del niño y obligó a cinco estudiantes a disculparse con él.
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Redacción Cubanos por el Mundo