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Entrevista: Fiscal venezolana en el exilio revela cómo pudo salir del régimen de Maduro

La fiscal general de la República de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, habló sobre su papel al dirigir el Ministerio Público bajo el régimen chavista. Foto PanAm Post
La fiscal general de la República de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, habló sobre su papel al dirigir el Ministerio Público bajo el régimen chavista. Foto PanAm Post

La Fiscal General de Venezuela en el exilio, Luisa Ortega Díaz, reveló detalles de cómo fue su gestión cuando empezó a enfrentarse a Nicolás Maduro y su cúpula cuando intentaba denunciar la corrupción y la ruptura del orden constitucional en el país, pero bajo manipulaciones y amenazas le fue imposible.

En la entrevista publicada por PanAm Post, Ortega habló sobre la estrategia que debe emprender el Gobierno de Juan Guaidó para derrocar a Maduro, las denuncias en su contra y los delitos que cometió el chavismo y a los que se le vincula. Dijo que no le tiene miedo a nada y que le pide perdón a quien le haya hecho daño. “Estoy dispuesta a regresar a Venezuela y que me investiguen”, aseguró.

A continuación la entrevista textual:

Como lamentablemente no tenemos tanto tiempo, quiero ir directo al grano: ¿cómo se derroca a Maduro?

Tú sabes que con el caso de Venezuela se cayeron los manuales. No hay precedentes. Venezuela vive una situación sui géneris y, en consecuencia, hay que actuar de esa misma forma.

Yo creo que es fundamental, oye esto, ¡fundamental!, para lograr la salida de Maduro, la unificación de todos los actores democráticos. No importa de qué partido político o de qué tendencia sean. Lo importante es que sea gente decente, honorable, que quiera al país y que combata esa práctica corrompida, apátrida, que ha venido teniendo un grupo liderado por Maduro. Eso es lo importante.

Hasta que no haya unificación, que se transmita al país el mensaje, o que el país se sienta representado por esos actores, no va a haber, o no estaremos en el camino para lograr la salida de Maduro.

Por eso es que Guaidó ha logrado agrupar a tanta gente. Porque el discurso de Guaidó ha sido un discurso de inclusión. De incorporación de todos los actores democráticos.

La otra tarea es tener objetivos definidos. Tener claridad hacia adónde se va. Por ejemplo, ¿qué pretendemos con cada una de las acciones que se ejecuten? Y el otro tema es desenmascarar a Maduro. Frente a todos los problemas que atraviesa Venezuela, hay que señalar que, claramente, el responsable es Maduro. Yo creo que nos ha faltado fuerza.

El problema del servicio eléctrico es responsabilidad de Maduro. De sus ministros. De todos los del régimen. La falta de alimentos, de insumos, es claro. No hay que especular en cuanto a esos aspectos. Hay que hablarle claro al venezolano, “el responsable de que esto está pasando es Nicolás Maduro por estas razones”. Entonces son una serie de acciones que hay que ejecutar, y que la ejecuten todos, desde la sinceridad. Y desde el deseo de acabar con esta tragedia para que podamos salir de él.

¿No ha quedado demasiado claro, sobre todo luego del 23 de febrero, cuando se cruzó una línea roja, que la salida de Maduro solo será por la fuerza?

Muchos actores señalan eso. Si eso ocurre el único responsable va a ser Maduro. Es quien ha cerrado todas las vías democráticas. Es el que ha cerrado todas las puertas para buscar una salida que sea menos traumática para la población. El propio Maduro es quien ha llevado el país a un enfrentamiento. Lo ha llevado a provocar salidas violentas.

Fíjate que hay un elemento que nosotros estamos analizando como Ministerio Público: Maduro no llama a la Fuerza Armada. Recientemente llamó fue a los colectivos. Él mismo reconoce públicamente que él dirige un Estado forajido. Que dirige un Estado donde no hay orden y que, ni ante un problema, llama a la fuerza pública. Es decir, Maduro se ha venido preparando para matar a la población. Maduro ha venido ejecutando un plan pensado contra la población. No solo para exterminarla, por la crisis humanitaria, sino también para asesinarla por las armas.

Fiscal, ahora hay un debate en Venezuela —que se basa sobre el hecho de que las alternativas para la salida de Maduro se están agotando—, en torno a la aplicación del artículo 187, ordinal 11. ¿Qué piensa al respecto?

Ciertamente, si nuestra Constitución consagra un artículo es porque el constituyente, cuando redactó la Constitución, vio que se podía dar cierta situación. Porque si el constituyente hubiera considera que eso no era posible, no lo incluye dentro de la Constitución. Es decir, que esa posibilidad existe. Es cierta y es probable.

Yo lo que quiero insistir es que, de aplicarse cualquiera de estas acciones como las que establece el artículo 187, las personas que lo invoquen, primeramente, deben pensar en el país. ¿Realmente eso va a solucionar el problema de Venezuela? ¿Realmente eso es lo que quiere la población?

Yo creo que cualquier situación que lleve a más tragedia a los venezolanos sería bien doloroso para la población ya sufrida. Ya bastante sufrida y golpeada, como es la venezolana.

Fiscal, usted es valiente, usted fue muy valiente. Estuvo, en el año 2017, entre las cincuenta personas más influyentes del mundo según Bloomberg. Pero ¿por qué se apartó del chavismo?, ¿por qué lo hizo? Se estaba arriesgando y se exponía a una situación que podía evitar. Usted estaba en una posición privilegiada que pudo continuar.

Mira, ya eso venía desde años atrás. Eso no fue el 2017. Yo creo que el 2017 fue el quiebre definitivo. Fue la ruptura. Porque si te pones a ver, en el 2016 cuando el referendo revocatorio, un tribunal abrió una investigación —cuando eso no le corresponde— y Maduro pretendió que yo abriera una investigación contra la oposición.

Yo me negué. Le dije: “No, vale. Eso no procede”.

¿En el 2016?

Sí. Así mismo se lo dije: “Mira, eso no procede. Y las funciones suyas no son darme instrucciones a mí sobre qué investigaciones voy a abrir”. Creo que eso fue en septiembre de 2016. Eso ya marcó un antecedente.

Igualmente, en el 2015, ocurrieron varios hechos que me enfrentaron con Maduro. Yo le di una medida de protección a la señora Lilian Tintori, con ocasión a un evento ocurrido en Ramo Verde. Eso me enfrentó con el Gobierno y me enfrentó con las OLP.

¿Usted venía siendo incómoda para el régimen?

¡Yo venía siendo incómoda para el Gobierno! Para Maduro yo siempre fui incómoda.

¿Y nunca sintió que en algún momento, si usted no se apartaba, igual la iban a terminar sacando?

Es que yo sabía que me iban a sacar de cualquier manera. Porque Jorge Rodríguez, en el 2017, me dice que me va a dar USD 50 000 000 si yo renuncio y me voy del país.

La pregunta mía fue: “¿Y de dónde tú estás sacando esos USD 50 000 000 para dármelos a mí? Que yo sepa tú no tienes dinero para eso. ¿De dónde me lo vas a dar?”. Y yo le dije: “No, estás equivocado. En todo caso, estás equivocado”.

Ellos querían apartarme a mí. Y las presiones que yo viví desde enero de 2017 hasta que salí fueron terribles. Recordarás que a la hija de mi esposo y a su nieto los secuestraron.

¿Fue el Estado?

Yo estoy convencida de eso. No tengo las pruebas pero… Mira, Maduro se enteró de que yo me iba para Brasil a la reunión de Odebrecht (en ese momento yo no sabía que Maduro estaba involucrado, apenas estábamos iniciando la investigación). Él me llama. “Me dijeron que tú te vas para Brasil, ¿a qué vas a esa reunión?”. “Pues una reunión de fiscales generales y lo más correcto es que yo vaya”, le dije. Bueno, me voy, y saliendo para la reunión de Brasil secuestran a la hija y al nieto de Germán. Me tuve que regresar. Y después es que yo saco como conclusión que ellos tuvieron que ver en eso.

Cuando los fiscales se van de Venezuela —y yo todavía estaba en el Ministerio Público— a Brasil y entrevistan a Marcelo Odebrecht y a Euzenando Azevedo, a Mónica Moura, y vienen con todos los elementos de prueba que comprometen a  Maduro, ellos no pudieron entrar a Venezuela. Ellos se quedaron aquí (Colombia). Porque ya teníamos la información de que los estaban esperando para meterlos presos y desaparecerlos.

Ellos viven aquí incluso antes de que me sacaran del Ministerio Público y yo saliera de Venezuela. Porque yo tuve que llamar al fiscal general de aquí y pedirle ayuda. “Tengo este problema, ayúdame por favor con los fiscales”. Y él les dio una protección aquí en Colombia.

Entonces yo estaba siendo un elemento incómodo.

Ese gran discurso, cuando denunció la ruptura del orden constitucional. ¿Usted lo dio sabiendo los riesgos, pero confiada en que la crisis política que generaría derivaría en la salida de Maduro?

Fíjate que yo pensé en la rectificación. Yo dije: “Estos van a rectificar, de pronto”. Porque yo pensaba que aquí había actores políticos que hay que llamar. El país no se podía gobernar sin contrapeso. Hay que tenerlo.

Yo venía objetando el tema del aparato corruptivo y de PDVSA. Yo no sé si tú recordarás que en el 2016 yo pretendí imputar unos directores de PDVSA y nunca pude. Incluso los cité y yo después me entero —porque la misma Delcy Rodríguez me dijo a mí eso— que Cilia Flores le dijo a los directores: “Mira, no le hagan caso a esa…”. Usó una palabra despectiva hacia mí.

Entonces yo pensé que pudiera haber una rectificación. Aunque ya para esa fecha el país estaba destruido.

Creo que más duro fue, aparte del pronunciamiento de ese día, lo de Pernalete. Ahí fue donde me dijeron: “Maduro te mandó a buscar para que te mataran”. Ahí tuve que esconderme. Y yo pensaba quedarme en Venezuela, pero alguien me dijo: “Te van a matar en serio y vas a aparecer atropellada por ahí”.

Luisa Ortega Díaz durante la entrevista. Foto PanAm Post

¿Querían asesinarla?

¡Pero claro! Ellos me burlaron. Jorge Rodríguez, Ernesto Villegas y Delcy Rodríguez comenzaron a decir en los medios de comunicación que a Pernalete lo había matado un compañero. Y sacaron videos. Entonces, yo le preguntaba a los fiscales —porque yo no investigo, quienes investigan son los fiscales—; y me decían: “Mire doctora, todo apunta a que no fue una pistola de perno. Todo parece indicar que fue una bomba lacrimógena”. Y los videos están. Con ellos corroboramos que fue un Guardia Nacional. Y yo llamo a Jorge Rodríguez, quien era el que estaba con el tema y le digo: “Mira, Jorge, no sigas diciendo eso porque ya yo tengo las evidencias de que fue la Guardia Nacional. Y le vamos a pedir la privativa a todo el grupo que estaba —porque se veían todos con cascos—. Yo no sé cuál de los doce, pero de esos uno fue el que mató a Pernalete”. “No, vamos a hacer una cosa, no le pidas la privativa que nosotros te los vamos a entregar”, me dijo. ¿Y tú sabes qué hicieron al otro día? Empezaron a atacarme a mí.

¿Allí empezó la guerra?

Sí, esos tipos, quién sabe qué iban a decir de mí. Yo tenía que empezar a denunciar todo. Y como ya estábamos en una situación en la que cada vez que yo iba a dar una rueda de prensa le suspendían la luz al Ministerio Público, montamos tres escenarios. Si le suspenden la luz al Ministerio Público, nos vamos para la Escuela, si es en la Escuela, nos vamos a tal sitio. Y, efectivamente, le suspenden la luz a la sede principal y nos vamos para la Escuela. Es ahí donde yo puedo dar la rueda de prensa sobre Pernalete. Esa, creo yo, fue mi acción más atrevida.

Eso, fiscal, provocó su exilio. Escenas que todos recordamos con entusiasmo. Porque por primera vez se estaba generando un quiebre fortísimo y profundo en el régimen. Y además usted se convirtió en una voz letal para el régimen. Y desde el exilio dio estocadas grandes. Pero aún así, hay muchos venezolanos, muchísimos, que se sienten incómodos con lo que usted hace. No confían en usted ni la ven bien. La ven como una persona que formó parte de una estructura criminal. ¿Qué les diría?

Mi trabajo es para todos los venezolanos. Para los que me quieran o no me quieran. Para los que sientan simpatía por mí o no. Para los que apoyen mi trabajo o no. Yo trabajo para todos ellos. Yo estoy comprometida, ¿se entiende? A mí no me importa que si me dicen esto o aquello. Igual yo voy a seguir.

Bueno, nadie puede dudar de los riesgos que asumió…

No, ¡y aquí! Aquí sacaron a un tipo que me estaba espiando. El propio fiscal general dio unas declaraciones: “Lo sacamos porque estaba espiando a la fiscal general”. O sea, todavía me andan persiguiendo. Ellos saben que yo todavía tengo muchas cosas bajo la manga. Eso por una parte.

Entonces, independientemente de eso, yo voy a seguir trabajando por los venezolanos. Yo actué como ciudadana, en un cargo público —y yo procuré atender a todos los venezolanos—. Mira, yo no cometí delitos.

En estos días alguien me dijo: “No, es que los muertos del 2014 son tuyos”. Yo le respondí: “Ah, ¿y el fiscal que me mataron a mí? Entonces ese es tuyo”.

¿Qué fiscal?

En el 2014 a un fiscal del Ministerio Público lo mataron. Los que estaban haciendo guarimbas. ¿Tú sabes eso?

No recuerdo.

De los cuarenta y tres muertos que hubo, uno fue un fiscal del Ministerio Público. Y yo le respondí asimismo, porque él me dijo: “No, es que tú mataste…”. Pero si yo ni sé manejar armas. Ni un cuchillo sé manejar. “Pero en todo caso, yo te puedo decir que tú mataste al fiscal que a mí me dolió y que yo tuve que cargar con su esposa y sus dos niños”. Lo mataron en las guarimbas y ese fiscal lo que estaba era trabajando.

Pero bueno, en todo caso, si en el marco de mis acciones —que yo no cometí delito alguno; a lo mejor me equivoqué y cometí errores— alguna persona se siente lesionada yo le ofrezco disculpas. Yo no tengo problema en decir que me equivoqué. Le pido perdón.

¿Se arrepiente?

De las cosas malas, indudablemente. De las cosas buenas, no.

Insisto: son muchos. Se sostiene que usted debería estar presa hoy, que, eventualmente, debería pagar.

Mira, yo voy a enfrentar lo que sea. Yo no tengo miedo a nada. Pero esos que dicen eso, son quienes lamentablemente han sido víctimas del chavismo. El chavismo sembró odio. Divide y vencerás —esa máxima no sé quien la dijo, pero fue muy sabio—.

Maduro y ¡Chávez también! crearon odio entre hermanos, entre vecinos. ¿Cómo serán que en el 2017, en el conflicto que hubo, se delataban entre vecinos? “Mira, esa es la casa en la que están los guarimberos”. Y entraban y destruían la casa. “Que ese es el carro del hijo de fulano”, y se lo destruían.

Ese odio es el que no nos ha permitido avanzar. Yo no estoy pidiendo que me amen a mí. ¡No vale! Ese no es mi objetivo. Mi objetivo es otro: salir de esta tragedia.

Claro, y son necesarios los aliados que realmente puedan dar golpes fuertes al régimen.

Si, claro. Y mira, en democracia resolvemos todos. Nuestras diferencias. Pero el tema es que ahorita en Venezuela no es posible, incluso un juicio justo.

Usted acaba de mencionar a Chávez, ¿cree que tiene responsabilidad en la tragedia que hoy vive Venezuela?

¡Pero claro! ¡Si esto comenzó con Chávez!

Aunque Chávez no es una causa, él es una consecuencia.

De una élite agostada.

Que se agotó, que se agotó. No había credibilidad en los partidos políticos. Y surge Chávez con un discurso populista y muchos creímos en ese discurso populista. Eso nos debe servir a nosotros para que esas cosas no vuelvan a ocurrir —incluso en los países de la región—.

Chávez hizo una propuesta humanista. ¿Que eso se desdibujó después? Sí. Fíjate que hubo un candidato que casi gana —aunque la diferencia entre Chávez y Capriles fue grande; sin embargo, él sacó un importante número de votos cuando las elecciones con Chávez—. Porque su propuesta decía: “Mejoraremos las misiones, mejoraremos tal cosa”.

Sí, Capriles no era una alternativa a Hugo Chávez, no era su antítesis.

Y es más —aunque yo no sé, por ahí dicen que Capriles le ganó a Maduro, es probable; yo no tuve acceso a esas cifras—, la propuesta de Capriles en ese momento era muy buena. ¿Por qué? Porque estaba dirigida a los sectores populares.

Entonces, es el debate. Pero yo creo que esa propuesta de Chávez se fue desdibujando. Pero con Maduro, ¡es que Maduro no merecía ser presidente, chico! Ese tipo es un incapaz. Todos lo sabemos y yo lo sabía. Lo que pasa es que…

Usted lo sabía, fiscal.

¿Pero cómo salgo yo a decir que…? Yo lo dije de la manera que podía y yo no podía decir que no voté por él.

¿No votó por Maduro?

¡Pero por favor! Ni mi marido.

¿Votó por Capriles?

No te puedo decir eso.

Yo apoyé a Capriles y me arrepiento. Pero bueno, ese es otro tema. ¿Usted cometió errores, entonces?

¡Sí, claro!

¿Y los reconoce?

¡Claro! Todos los errores los he reconocido públicamente. Y en este libro, que lo paré por el tema de Guaidó  (que, por cierto, yo fui una de las primeras que salió a apoyarlo). Cuando lo vi, me dije: “¡Este es!”.

¿Tiene identificado cuáles fueron sus errores?

¡Sí!

¿Cuáles fueron? 

Bueno, ese es un tema del libro. ¿Será que hablo?

La exclusiva. Démela.

¿Tú recuerdas el caso de Coromoto Rodríguez?

¿El que trabajaba con Ramos Allup?

En ese caso yo no incurrí en errores que cometí cuando Antonio Ledezma, sin darte muchos detalles. Pero fíjate que Coromoto Rodríguez, que estuvo preso setenta días, y yo declaré: “Ese señor no ha hecho nada para nosotros procesarlo”. Yo mandaba mensajes y nadie de la oposición entendía los mensajes.

Todo el mundo sabía que yo estaba negándome a procesar a Coromoto Rodríguez y lo tuvieron preso setenta días. Y nosotros pidiendo su libertad, igual que con el caso de David Smolansky. “No, que el Ministerio Público tiene una investigación”. Yo declaré públicamente: “Smolansky no tiene ninguna investigación aquí. No hay ningún proceso contra Smolansky”. De todos modos, le pidieron la privativa de libertad sin mí.

Usted dice que estaba lanzando señales, ¿eran para qué? ¿Necesitaba un salvavidas?

No, no. Yo no necesitaba un salvavidas. Yo lo que necesitaba era que la oposición se sentara, con el tema del país, y no le siguiera el juego al chavismo y al madurismo, ese juego del odio. Porque si lo hacía la fiscal, por el hecho de ser la fiscal, era malo. ¡No vale, si lo hacía la fiscal no era malo! Hubo cosas que fueron malas, pero no todo.

Fíjate que cuando yo me pronuncié sobre la sentencia (en 2017), después, a la semana le tuve que decir a los diputados: “Miren, diputados, ustedes no están en desacato. Eso es un invento del chavismo”. Pero ellos no tuvieron la fuerza para reclamar sus derechos.

¿Usted nunca se sintió una rehén?

¡Claro! ¡Muchas veces! Perseguida, acosada, de lado y lado.

Porque, fíjate, ¿por qué la oposición siempre fue a marchar al Ministerio Público si era la única institución que nunca tenía policías ni guardias en la puerta? Tú ibas al Tribunal Supremo y para poder llegar a la puerta tenías que pasar como diez cordones. Tú ibas al Ministerio Público y llegabas a la puerta donde yo estaba sin ningún problema. ¡Ah!, se fueron a protestar allá y a lanzarle bombas molotov.

Insisto: muchos la critican y, siendo necios, insisten en que debe apartarse de la lucha. A mí me han criticado por, en algún momento, haberla defendido.

 Ay, qué bello. ¡Gracias!

No, pero, siendo objetivo y pragmático, por la causa… Y la realidad es que usted encabezó el Ministerio Público por diez años. Y hay casos, que quizá usted consideraría errores, pero son más que eso. Mencionaré algunos: Leopoldo López preso; la corrupción de CADIVI y PDVSA; la crisis política de 2013 con la muerte de Hugo Chávez y el golpe de Estado que se dio en torno al vacío de poder; las protestas de 2014 que tuvieron un saldo de cuarenta y tres muertes y los casos de torturas —como el joven que fue violado por un fusil y que usted luego desestimó, casi burlándose—; el caso de la juez Afiuni y sus violaciones; el caso de Lorent Saleh y sus torturas. En fin, ¿no fue responsable de esto? Usted llevaba el timón de el Ministerio Público por diez años. Y durante esos diez años, primero Chávez y luego Maduro, fueron desmantelando la democracia y cometiendo terribles violaciones de los derechos humanos. Nunca se apartó. Nunca dijo nada sino hasta 2017. Ya se habían cometido crímenes y delitos. ¿No es culpable?

Primero, yo no estuve diez años en el Ministerio Público como fiscal general —quizá como otro funcionario—. Yo fui fiscal de proceso, que es la fiscal más rasa. Pero como fiscal general no.

Yo te voy a hablar de algunos de esos casos. Sobre el de Leopoldo López, yo no dirigí esa investigación; fueron otros fiscales. Los fiscales investigadores. Uno de esos fiscales, llamada Narda Sanabria —que fue la que en su carro metió a la vicefiscal que me impusieron—. ¿Qué te indica esto? Que eran parte de los elementos que había captado el Gobierno para ponérmelos allí. Katherine Harrington fue un elemento perturbador dentro del Ministerio Público —y especulan, que ella supuestamente está como pareja de González López, aunque a mí no me consta; pero ella tenía una simpatía por el SEBIN—. Ella era un elemento que yo tenía sembrado dentro del Ministerio Público, como también lo eran Nélson Mejía o Joel Espinoza. Y a veces subían a explicarme cosas.

Mira, el Ministerio Público investigaba 2 millones de casos. O sea, que algunas veces ocurre que se te pueden escapar casos de las manos.

El caso de… ¿qué otro me nombraste?

Afiuni.

El tema de…

¿Por qué no denunció que Hugo Chávez saliera en televisión diciendo: “Me la meten presa”? Esa fue una violación terrible al Estado de derecho.

¿Pero por qué yo tengo que salir? ¿No han salido los de la oposición también a decir cosas de mí y yo tengo que ceder a cualquier trapo rojo que me pongan delante? ¡La fiscal general no está para responderle públicamente! ¿Cuántas veces no salió Iris Varela atacándome? ¿Cuántas veces no dijeron barbaridades de mí los dirigentes de la oposición? ¿Tú me viste alguna vez atacándolos?

O sea, mi papel constitucionalmente no es salir y: “Mire, ministra, presidente o diputado de la oposición, eso que estás diciendo no es así”. No, yo…

Pero usted sí lo hizo. En 2017 habló y se apartó.

¡Pero es que estaban cambiando la forma republicana! Estaban cambiando la Constitución y esa es otra cosa.

Yo le dije a Maikel Moreno: “Mira vale, esta sentencia”, así mismo se lo dije, por teléfono, “pana, esta sentencia… ¿Ustedes están locos? ¿Qué es esto?”. Así mismo se lo dije. “Esa es una orden de Maduro”, respondió. “Ah”, ya yo estaba tan irreverente que le dije, “ah, una orden de Maduro. Ahora resulta que tú acatas órdenes de Maduro”. Perfecto. Entonces yo llamé a mi equipo y les dije: “Mira, está pasando esto y yo me voy a pronunciar sobre esto”. Y todo el equipo lo apoyó: “Buenísimo, estamos de acuerdo”.

El caso de Afiuni…

Fíjate, ahí había un elemento que, yo creo que nunca me he detenido a ver, aunque creo que hay que abrir una investigación. Que te iba a decir: yo inicié una investigación sobre el caso de Leopoldo López cuando empezaron todos estos conflictos. Que apareció también el otro fiscal diciendo que era no sé qué cosa, que había irregularidades… Yo abrí mi investigación. Pero no contra el fiscal sino para ver si lo que había pasado con Leopoldo era correcto o no. Esa fue una investigación que nos trajimos que ya casi la tenemos resuelta.

O sea, yo tampoco iba a ignorar lo que estaba pasando. Y fíjate que Leopoldo López acordó entregarse con Diosdado Cabello. Incluso, yo no sabía eso. Y no sé por qué se le entregó a Diosdado Cabello, porque él no era una autoridad judicial.

Pero bueno, en todo caso, eso… El caso de la juez Afiuni… Me nombraste otro caso.

¿Lorent Saleh? 

¡Lorent Saleh, ese!

Mira, tú sabes que él dijo, apenas salió, y lo dijo una sola vez, que yo lo había mandado a torturar. Enseguida nosotros sacamos públicamente, por el Twitter de “Dignidad”, que nosotros, Ministerio Público, habíamos pedido una medida cautelar para él.

Todas las veces que le mandamos a hacer examen médico cuando se decía que había problemas. Mandamos a pedir su traslado a un centro médico. Y emplazábamos al juez, que le hicieran un chequeo médico. Hasta mandamos a los médicos nuestros. Y él más nunca nos dijo nada. Y yo no sé si fue por eso o porque alguien le dijo: “Mira, estás equivocado”.

Pero si alguien protegió a Lorent Saleh cuando llegó allá a Venezuela fuimos nosotros. Exigimos que hubiera debido proceso y nosotros le pedimos una cautelar. Porque a lo mejor a ti te procesan, pero que lo hagan en libertad. Eso era lo que yo decía. Aunque esa decisión corresponde a los tribunales, no a mí.

Y muchas de esas decisiones, nosotros solicitamos… Incluso el caso de este muchacho, el del fusil. Yo soy muy amiga de la mamá y establecí muy buena relación con ella. De verdad que yo no recuerdo cuál fue el problemita allí.

Usted dijo: “Si a él lo hubieran violado, no se podría sentar”

Sí, cierto. Porque nosotros hicimos… Es que no quiero seguir lloviendo sobre mojado.

Esa declaración fue lamentable.

Sí, sí…

¿No se arrepiente de haberla dicho?

¡Claro! No debí haberlas dicho. Es verdad.

¿En algún momento no sintió que estaba terminando de mimetizarse con el proceso?

¡Casi! ¡Casi! Sí, yo creo que fue eso. Un proceso de mimetización. Sí, sí. Oye, tú sí eres agudo, vale.

Ya para ir terminando, fiscal, ¿a usted le gustaría regresar pronto a Venezuela?

¡Claro! Con todos los venezolanos.

A ver, tú estás en otra situación, pero a mí me quitaron mi familia, me quitaron mi patria, me quitaron mi hogar, me quitaron mis sueños, mis querencias. O sea, mi hogar es este. Porque no tengo. ¿Tú sabes lo que es que mi esposo no ha visto a sus hijos desde que salió? Él no tiene visa americana y sus hijos están asilados y no los dejan salir de Estados Unidos.

A mí me quitaron todos mis bienes. Yo puedo demostrar que antes de ser funcionaria pública yo tenía 17 años siendo abogada. O sea, yo tuve una vida como abogado y tuve unos bienes.

Toda mi familia, ¡toda! Una sobrina, que yo tenía diez años que no veía, una señora, tuvo que salir perseguida de Venezuela. “Yo, pero qué, cuándo, es que yo tengo tantos años que no la veo”. Cosas así. Hasta ella tuvo que salir del país huyendo. A todos mis afectos los persiguieron, por simplemente ser amigos míos. Busca la declaración de Tarek William Saab, que dijo que todo el que me ayude, sea amigo o lo que sea, va a ir preso.

Al abogado que yo designé defensor, que le pedí que me defendiera en este procedimiento que me estaban inventando, lo pusieron preso. Tres meses preso, casi se muere. Lo esposaron en un baño lleno de excremento. Ángel Zerpa.

El magistrado.

¡Claro! Él fue mi defensor. Pero lo que le pasaron fue una factura.

Ahora, ¿usted se sentiría cómoda yendo a Venezuela? ¿No siente que los venezolanos le harían lo que sí le han hecho al chavista que se encuentra en Madrid o en Nueva York? ¿Qué la increparían en las calles? ¿Cree que estaría cómoda en Venezuela?

Pero fíjate: en la calle ocurre lo contrario. La gente es muy receptiva conmigo. La gente se quiere tomar fotos conmigo, me apoya y me da fuerza. Incluso me he encontrado con algunos que eran detractores y me emplazan de manera respetuosa; lo que me parece un acto de grandeza. Me emplazan con mucho respeto. Me dicen que por qué no lo hice antes o por qué permití tal cosa. Pero con mucha altura. Y va mi reconocimiento para esa gente.

Y yo creo que hay que hacer el esfuerzo para que eso no ocurra. Ni contra mí ni contra nadie. ¡Es que no se trata de eso! ¡Ese es el país que construyó Maduro! Ese es el país que no puede continuar, vale. ¡Ese es el país que no quiero! ¡Ese es el país que no quiere nadie! El que esté lleno de odio. Que donde quiera que te vea te cuestiono, te fustigo.

¿Tú no ves que decían que ser rico es malo? Ah, carajo, pero lleno de riqueza, de comodidades. ¡Que eso no es malo, eso es sabroso! Pero el tema es que tú no lo puedes hacer con el dinero de los venezolanos. Ahora, ¿si es con el dinero que tú te ganaste? ¡Bueno, bienvenido!

Además, yo creo que el objetivo es que todos vayamos hacia una mejor calidad de vida. No que todos vivamos en la ruina o en la miseria. Y, además, siendo ignorantes.

Yo no quiero. Si eso es lo que va a ser de Venezuela, yo no lo quiero. Yo quiero una Venezuela de hermanos. Una Venezuela fraterna, de encuentro, de perdón. Y yo no lo estoy pidiendo para mí, no. ¡Asumo los riesgos que sea! El que sea, estoy dispuesta. ¿No te digo que yo estoy resteada? ¿Qué me van a quitar?

Si en Venezuela quieren juzgarla o quieren investigarla, someterla a un proceso así, ¿estaría dispuesta?

¡Dispuesta a someterme a lo que sea! A ir a Venezuela y que me investiguen. Porque yo no he cometido delitos. Y con seguridad voy a salir absuelta. Que me digan exactamente cuál es el delito que he cometido.

O sea, ¿usted estaría dispuesta a regresar a Venezuela a ejercer libremente su vida y someterse a cualquier proceso judicial? 

Sí, sí. Y es que contra mí no hay ningún proceso judicial. Me inventaron uno. Me procesaron penalmente por mentir. ¿Dónde está que mentir es delito? En todo caso, yo nunca mentí.

¿Cómo se ve en una Venezuela luego del chavismo? ¿Tiene aspiraciones?

Mira, es muy prematuro decir eso. Ahorita el objetivo es claro. Estoy centrada y no pierdo la perspectiva. Es un solo objetivo: salir de Nicolás Maduro.

Para usted, fiscal, ¿cuál es el mayor valor que existe?

Bueno, el mayor valor es la vida, la libertad, la integridad personal. Los derechos que asisten a los ciudadanos.

Redacción Cubanos por el Mundo

Written by Jandery Albornoz

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