Autoridades de la industria alimentaria de Cuba impulsan la pesca y procesamiento del pepino de mar, una especie altamente demandada en la gastronomía de Asia y cuyo precio puede alcanzar los 900 euros por kilogramo.
Según informó el periódico Granma, una empresa estatal en la occidental provincia de Pinar del Río lleva dos años familiarizándose con la captura de este animal, una suerte de oruga gigante familia del erizo y la estrella de mar.
Con la pesca de esta especie, Cuba busca “diversificar sus producciones e incorporar nuevos rubros exportables que ayuden a impulsar la economía del país”, reseñó la publicación.
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Yordan Nogueira, director de tecnología y calidad de la Empresa Pesquera Industrial La Coloma, explicó a la prensa que el pepino de mar posee un alto valor nutricional y es muy cotizado en los países asiáticos.
La pesca de este equinodermo, comentó, “es complicada, pues debe acometerse con buzos, en profundidades que oscilan entre cinco y siete brazas”.
“La captura se realiza en los fondos arenosos del norte de la provincia. Por tanto, cuando entra un frente frío o se presenta otro fenómeno que revuelva las aguas resulta prácticamente imposible encontrar las poblaciones”, dijo.
El Isostichopusbadionotus, su nombre científico, debe manipularse además con extremo cuidado, porque si se estresa durante la pesca su cuerpo se vuelve gelatinoso y no se puede someter al proceso industrial.
“La preparación del producto para la exportación debe ser muy rigurosa y consta de varias etapas, entre las que se incluyen la evisceración, la cocción, el secado al sol y la congelación”, explico el directivo.
En La Coloma existen dos embarcaciones destinadas a la captura del pepino de mar. Esta empresa prevé arribar a las 12.000 toneladas de estos animales para el cierre del presente año.
Pepino de mar, el “oro negro” marino de Yucatán
El pepino de mar es una criatura amorfa que se arrastra por el piso oceánico con pies-tentáculos mientras se alimenta de algas y plancton. Una de las características más interesantes es que a se defienden lanzándole a sus atacantes tejidos respiratorios por el ano.
En la península de Yucatán, México, el animal se ha vuelto tan cotizado que las poblaciones locales de dos especies —Isostichopus badionotus y Holothuria floridana— colapsaron el pasado año.
En apenas dos semanas de pesca, abril de 2018, los buzos de esa ciudad extrajeron 14 toneladas métricas de pepino de mar, una cifra drásticamente menor en comparación con las 260 toneladas métricas obtenidas hace cuatro años.
Según The New York Times, esto se debió al exceso de pesca impulsado por la gran demanda en Asia, donde los pepinos de mar deshidratados se comen como un manjar selecto y pueden venderse hasta por más de 300 dólares la libra.
Por lo menos dieciséis especies de pepino de mar en todo el mundo ahora están amenazadas por la extinción debido a su extracción intensa, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación y la Naturaleza. Otras siete están en peligro de extinción y nueve son vulnerables.
Polémica
La captura del pepino de mar ha recibido numerosas críticas en México, uno de los países que más exporta esta especie, debido a los riesgos que dicha actividad representa para la salud de los buzos pescadores.
Al menos cuarenta buzos de las comunidades costeras de Yucatán murieron el año pasado por subir demasiado rápido a la superficie o quedarse demasiado tiempo en el lecho marino mientras recogen pepinos de mar, de acuerdo con el NYT.
Asimismo, cientos de buzos más tuvieron que someterse a tratamientos por el síndrome de descompresión —o embolia gaseosa— y otras lesiones relacionadas con la recolección de pepinos de mar.
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