El sector privado bien podría ser la tabla de salvación del régimen cubano. Sin embargo, lejos de tomar medidas que lo impulsen, el castrismo decide descalificar a los cuentapropistas.
Así lo demuestra un reciente artículo publicado en Granma, donde aseguran que los bares en manos de cuentapropistas en la capital, ofrecen una “mediocre oferta cultural con cantantes que en el argot popular se hacen llamar «reparteros»”.
“No es coherente aplicar la ley del libre albedrío cuando se batalla por llevar la cultura y la buena música a lugares que en años recientes han cedido terreno en ese sentido, y que esos mismos artistas han apoyado, ¿o todo ha sido una farsa?”
Además, el artículo cuestiona sobre la participación de “pseudocantantes”, en estos bares, asegurando que para poder interpretar temas en estos lugares públicos y recibir pagos por ello, deben pertenecer a empresas de la música.
“Muchas veces cuestiono cómo pueden florecer y tener trabajo tantos seudocantantes mientras que otros proyectos de valía fenecen como la ola en la roca; también pregunto cómo aquellos pueden percibir salarios o retribución económica, ya que para hacerlo deben pertenecer a empresas de la música, pero, ¿acaso son parte de ellas?”
¿Asfixiar a cuentapropistas?
¿Será este artículo una antesala de nuevas regulaciones contra cuentapropistas? El régimen cubano ha dado pasos confusos en la “expansión” del trabajo privado en la Isla.
Actualmente, los cuentapropistas ocupan una fuerza importante en la economía de la Isla y cuyo crecimiento influye en gran medida por uno de los principales ingresos de divisas a la Isla: el turismo.
Especialistas han referido a los “cuentapropistas” como una gran oportunidad para relanzar la economía de la Isla, si decidiera el régimen realizar reformas en su sistema que ofrezcan mayores libertades a los trabajadores privadores.
Redacción Cubanos por el Mundo