Todo aquél que pensó que Donald Trump haría llover fuego y cenizas sobre los enemigos de Estados Unidos estuvieron equivocados. Si bien el mandatario maneja un discurso bastante fuerte, sus acciones son de las más sutiles a la hora de resolver un conflicto.
Un artículo publicado en el medio digital El Nuevo Día escrito por Luis del Valle Tórres, detalla como Trump, de quien se pensó encararía de forma bélica a Corea del Norte, logró negociar términos con los asiáticos como mejor sabe hacerlo, negociando.
“A Donald Trump lo tildaron de guerrerista y de ser una amenaza para la paz mundial desde antes de convertirse en presidente de EEUU. Sus detractores profetizaban una guerra nuclear con Corea del Norte o, peor, una tercera guerra mundial. Esperaban que fracasara como negociador y que desestabilizara regiones. Era la nueva encarnación de Adolf Hitler en el imaginario de los demócratas y ‘never trumpers’. Los decepcionó a todos, convirtiéndose en un presidente que evita los conflictos armados y las guerras mediante la disuasión y la negociación”.
El escritor cita como ejemplo el acuerdo al que llegó con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien aceptó un cese al fuego temporal en la frontera turco-siria, para dar tiempo a que las fuerzas kurdo-árabes se retiren de una zona de conflicto.
“Trump creó las condiciones para persuadir a Erdogan al autorizar al Tesoro federal para que impusiera sanciones económicas a Turquía”.
La principal arma de Trump en estos escenarios no son los misiles Tomahawk, ni los aviones Raptor F-22 o los enormes portaaviones, sino la fortaleza económica de Estados Unidos.
“Para Trump, lo importante no es usar la fuerza militar para destruir y entrar en conflictos armados, sino para contener y disuadir. Se puede negociar acuerdos bilaterales, incluso con países enemigos. La negociación de forma bilateral permite beneficios mutuos y sirve para tratar con aliados y enemigos”.
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Fue así como el republicano logró que Kim Jong-Un, el líder comunista norcoreano, aceptara una negociación para desnuclearizar la Península de Corea.
“El momento en que Trump pisó suelo norcoreano no deja dudas de que persigue la paz. Que las coreas se acercaran y firmaran un acuerdo en Panmunjom para desmilitarizar las fronteras es un logro significativo. Panmunjom se convierte en la aldea fronteriza símbolo de la paz y en el suelo que por primera vez pisa un presidente americano”.
Cuba y Venezuela
Esta mentalidad de negociador la ha mantenido con los regímenes de Cuba y Venezuela, que a juicio de muchos, amenaza la estabilidad del continente.
“No ha autorizado intervenciones militares en ninguno de estos países, pero ha incrementado las sanciones económicas”, dice el autor.
Esta misma receta, Trump la viene aplicando con otras naciones como Irán.
“Sin el poderío económico de EEUU no sería posible usar el mecanismo de presión de las sanciones económicas. Por esto, Trump hace énfasis en renegociar acuerdos económicos para reducir el déficit comercial, y aumentar la producción y las exportaciones”.
En el caso de China, el presidente se ha tranzado para lograr un acuerdo usando los aranceles como medida de negociación.
“Es un crítico del complejo industrial-militar, de los warmongers o guerreristas y de todo keynesiano, corporativista y globalista que persigue mover la economía con acciones frívolas e inmorales, que endeudan al Gobierno, gravan a los contribuyentes y comprometen las vidas de los militares. Si alguna guerra debe librar EEUU, es la “guerra económica o comercial”, que no es realmente una guerra. Es la condición necesaria para lograr una paz duradera y para establecer un genuino mercado libre. Un EEUU fuerte económicamente es la mejor arma”.
Redacción Cubanos por el Mundo