En un intento por echarle la culpa a Estados Unidos por la escasez de gas licuado, el régimen de Cuba reveló que la falta del combustible afecta a 1,7 millones de familias.
Lucilo Sánchez Aquino, jefe de combustibles domésticos de Cupet, indicó que se están “tomando medidas” para poder garantizar el suministro en todo el país.
“Estamos tomando todas las medidas para poder lograr un contrato a término y con todas las garantías, que permita restablecer el servicio”, declaró al diario Juventud Rebelde.
Cuba sufre desde mediados de enero dificultades para importar gas licuado, un recurso esencial para cocinar en la mayoría de los hogares cubanos.
El régimem cubano aseguró que recibiría un cargamento del producto a finales de 2019, pero los proveedores presuntamente se negaron a realizar las entregas planificadas.
De acuerdo con fuentes del castrismo, las entregas se cancelaron debido a las sanciones de Estados Unidos contra las empresas cubanas, que podrían afectar a compañías, armadores, buques y aseguradoras de terceros países.
Ante esta “coyuntura”, el directivo de Cupet hizo un llamamiento a la población cubana para “que aplique todas las medidas de ahorro en sus casas” con el objetivo de “tener un mínimo de afectaciones”.
Sin embargo, los antillanos, cansados de la escasez, se desesperan al realizar extensas colas para poder abastecerse con el preciado recurso.
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De lo contrario, se las ingenian para cocinar con leña.
A la escasez de gas licuado se suma la falta de otros productos básicos, como los lácteos, cuya distribución se encuentra “afectada”, informó hoy el diario estatal Granma.
La crisis de lácteos afecta a la producción nacional y envasado de leche en polvo, yogur y helados, así como a las importaciones de este tipo de productos, según autoridades cubanas, que también atribuyeron este problema al recrudecimiento del embargo financiero y comercial a Cuba bajo la Administración del presidente estadounidense Donald Trump.
Redacción Cubanos por el Mundo
