Dos ancianas cubanas que padecen graves enfermedades, se encuentran abandonadas a su suerte en Cuba por parte del régimen comunista.
Ambas, “enfermas y enflaquecidas por el hambre”, viven juntas en una casa sucia y oscura, ya que no pueden hacer labores de limpieza debido a su condición, detalla ADN Cuba.
Una padece cáncer y la otra es asmática. No tienen dinero para comprar medicamentos y tampoco el alimento necesario.
“Estas dos hermanas, ya en camino a la muerte, no tienen las condiciones mínimas para llevar una vejez digna. Enfermas y enflaquecidas por el hambre, viven juntas en una casa sucia, alimentándose gracias a la misericordia de vecinos y familiares”.
Aseguran que el régimen cubano no les ha dado ningún tipo de ayuda, por lo que se sienten “abandonadas”
“Ambas han pedido ayuda al Estado, quien no les ha dado nada. Ninguna de las dos puede caminar bien: una tiene cáncer y la otra, asma y una operación de las caderas. No tienen dinero para comprar los medicamentos y no tienen a nadie a quién dirigirse. Se sienten abandonadas por el Estado cubano”.
“En casa del pobre la miseria llueve”, dice una de las ancianas para describir la dura situación por la que están atravesando.
OTRAS NOTICIAS: ¿Y lo prometido por la revolución? Más del 70% de los ancianos en Cuba viven en carencias
En las imágenes se ve una casa sucia, de techo de zinc y madera, de paredes desconchadas.
“Pero nada da peor impresión que la imagen de las dos señoras esqueléticas. La mirada triste parece la de dos mujeres resignadas ya a su suerte, que esperan la liberación en el otro reino, en donde no hay hambre ni desesperación”.
Casos como el de estas señoras desafortunadamente abundan en la Isla comunista, que desde hace 60 años es gobernada por un régimen que llegó con la promesa de acabar con los males de la sociedad.
Tal es el caso de un coronel de guardafronteras retirado, que vive en la miseria, rodeado de moscas y ranas.
Este hombre fue durante 5 años asesor militar en la extinguida URSS, con más de una docena de medallas, misiones y reconocimientos.
A pesar de lo anterior, vive en una antigua oficina de la pesca en Casilda, Trinidad, “atestado de moscas, y ranas que duermen junto a él en su cama”.
Redacción Cubanos por el Mundo
