Gabriella Guymer-Davies, una mujer residente de Felthorpe, Inglaterra, relata cómo fue la decisión de estar a la vanguardia en el procedimiento para sacar a los turistas británicos que se encontraban en el crucero MS Braemar, que llegó a Cuba con cinco personas infectadas por coronavirus.
El Braemar, se había mantenido fuera de la costa de Cuba y sus casi 700 pasajeros, en su mayoría británicos, quedaron en el limbo luego de que varias personas a bordo dieran positivo por COVID-19.
Luego de que el régimen cubano y las autoridades británicas negociaran un protocolo de ayuda, Guymer-Davies abordó un avión vacío de British Airways como parte de un equipo de 17 funcionarios de la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Mancomunidad (FCO), detalla Eastern Daily Press.
La mujer de 24 años era miembro del equipo de despliegue rápido de la FCO para volar a la isla caribeña junto con miembros de la Cruz Roja Británica y médicos del ejército para garantizar que la operación se llevara a cabo sin problemas y llevar suministros médicos para los pasajeros británicos.
Over 650 British passengers from the #Braemar cruise ship have returned home thanks to a huge logistical effort. Saw the @foreignoffice crisis team in action who were crucial in making this happen and who are helping UK Nationals across the globe day in day out. pic.twitter.com/q8eYR6TYkx
— Dominic Raab (@DominicRaab) March 20, 2020
Después de desembarcar, los pasajeros se sometieron a controles médicos y de seguridad realizados por las autoridades cubanas y los proveedores de vuelos, lo que permitió que aquellos que no mostraban síntomas volvieran a Heathrow en tres de los aviones de British Airways que habían sido alquilados por Fred Olsen.
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Los pasajeros sintomáticos restantes abordaron un vuelo fletado de FCO de regreso al aeródromo Boscombe Down del Ministerio de Defensa cerca de Salisbury.
“Me sorprendió el estoicismo de los pasajeros cuando los ayudamos a subir al avión en Cuba”, explicó Guymer-Davies. “Habían pasado por una terrible experiencia, muy lejos del Reino Unido y sin saber cuándo volverían a ver a sus amigos y familiares. Pero a pesar del agotamiento y el calor, mantenían la calma y continuaban”.
Indicó que luego de abandonar Cuba, el ambiente en el avión fue de “optimismo”.
“Hubo un ambiente optimista cuando conseguimos que la gente se sentara en sus asientos y después de que despegamos”, continuó Guymer-Davies. “La gente estaba charlando y compartiendo historias en el vuelo de regreso mientras esperaban bocadillos o hacían cola para ir al baño”.
Las primeras pruebas positivas se confirmaron cuando el barco atracó en Curazao el martes 10 de marzo y no fue hasta el miércoles pasado que los pasajeros pudieron volar a casa, después de haber completado las negociaciones diplomáticas y los arreglos médicos.
Redacción Cubanos por el Mundo