El tradicional abrazo madre e hija luego del retorno de un viaje, quedó como un sueño para Irma, quien regresó desde Estados Unidos a Cuba en medio de medidas de cuarentena obligatoria por el coronavirus.
Irma Ramírez estaba consciente de que el retorno a su país sería complicado por las prevenciones para evitar la propagación del coronavirus, pues tendría que estar atenta a mantener distancia en el aeropuerto, no establecer contacto, ser constante con el lavado de manos, entre otros.
Otra cosa a la que se tenía que entender, era que al arribar a Cuba, se le aplicarían controles y protocolos rigurosos encaminados a evitar la propagación del COVID-19.
Sin embargo, lo más difícil para ella no era atravesar por todo eso, sino salir del aeropuerto y no poder ver a su hija Dilayla a su esposo Pedro Alfredo.
Al salir del Aeropuerto Internacional José Martí, no había una espera con ansias, un abrazo lleno de amor. solo había una guagua que la esperaba para llevarla hasta Villa Internacional Agua Claras, un centro a donde trasladan a las personas luego de viajar a otros países, para permanecer bajo observación y descartar el contagio por coronavirus, en una cuarentena obligatoria.
No obstante, Irma entendió esa ausencia y, en el fondo, se sintió más tranquila.
“Nos recibieron médicos y enfermeras, enseguida nos tomaron los signos vitales y nos llevaron hasta las cabañas, donde estaremos por 14 días”,
dijo Irma
Por otra parte, la mujer asegura que tienen controles de salud diario, como chequeo de temperatura y les miden la presión arterial, pero agregó que, bajo ninguna circunstancia se puede salir de la cabaña: “los reglamentos se están cumpliendo como está establecido”.
Y aunque pudiera parecer duro no ver aún a la familia –teniéndola tan cerca-, Irma está convencida de que esto es lo mejor para los suyos.
“¡Qué más quisiera yo que abrazar a mi hija ahora mismo!, pero sé que debo comportarme y estar aquí porque todo esto es por su bien y el de muchas personas. Se trata de tener conciencia individual”.
reflexiona
Pese a que puede mantener contacto telefónico con su hija, pero el abrazo sigue ausente, aunque reconoce que 14 días (periodo de la cuarentena) parecen mucho, pero para Irma es mejor estar tranquila ante los riesgos de la pandemia.
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