Es un respirador para una situación de guerra, para cuando se agoten los convencionales y no haya posibilidad de acceder a ellos», explicó al medio español ABC el cirujano Ignacio Díaz de Tuesta
Un diseño de hace 30 años hecho por el cirujano cardiovascular del Hospital Regional de Málaga Ignacio Díaz de Tuesta, sirvió como punto de partida para la elaboración de un respirador artificial “casero”, diseñado para librar la batalla frente al coronavirus.
En apenas cuatro días médicos e ingenieros de Málaga le dieron vida al aparato que podría salvar más de una vida.
Con el número de contagios en ascenso, la falta de este tipo de dispositivos ha puesto a pensar a más de uno. Lo hemos visto en Italia, y también en EE.UU.
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Tras la orden del Ministro de Sanidad, Salvador Illa, de poner en conocimiento de las autoridades los equipamientos disponibles, Díaz de Tuesta se puso en contacto con el equipo de investigación del hospital. La conversación y debate con los ingenieros de la Universidad de Málaga, Víctor Muñoz y Carlos Pérez del Pulgar hizo que el proyecto «Málaga Respira» se convirtiera en una realidad.
En un fin de semana crearon el diseño, hicieron las pruebas con un pulmón artificial, lo probaron en un modelo animal y comprobar que era efectivo.
«Es un respirador para una situación de guerra, para cuando se agoten los convencionales y no haya posibilidad de acceder a ellos», explicó al medio español ABC el cirujano.
La gran ventaja del aparto es que es muy simple.
A diferencia de otros modelos autónomos, que cogen aire del ambiente con un 21% de oxígeno, este ha sido concebido para asistir a pacientes en situación crítica por el Covid-19, que requieren oxígeno hospitalario. «Málaga Respira» puede conectarse tanto a una botella de transporte y hospital, como a la propia conducción de oxígeno del centro.