En Santiago de Cuba anunciaron el incremento de la vigilancia epidemiológica, como parte de las nuevas medidas para frenar la propagación del COVID-19.
Según la designada gobernadora en ese territorio, Beatriz Johnson Urrutia, trabajan en intensificar el aislamiento social y en desarrollar programas de producción de alimentos, a fin de la “distribución equitativa” para la población.
“Vivimos momentos complejos en los que sólo la inteligencia, la integración y la voluntad nos llevarán a la toma de mejores decisiones”, dijo.
Reconoció que la organización del distanciamiento social, ha sido una tarea difícil en la provincia. “¿Cómo hacemos con una masa juvenil importante que no está asistiendo a clases y debe mantenerse en casa?”.
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Y aunque en cualquier otro país del mundo, el Internet sería la respuesta, la conexión por consumo en Cuba, no es una opción para los jóvenes, que en su mayoría, dependen de las recargas desde el exterior.
Aislamiento en Santiago de Cuba
No obstante, los círculos infantiles continúan abiertos, aunque por voluntad propia de la ciudadanía, ha disminuido la asistencia.
Actualmente, la provincia de Santiago de Cuba cuenta con 14 centros de aislamiento, cuyas capacidades refiere la funcionaria, es de 2500 personas.
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El Aeropuerto Internacional Antonio Maceo también continúa operando, aunque aseguran solo para recibir a los cubanos procedentes del extranjero que serán trasladados hacia los centros de aislamiento.
El transporte intermunicipal está operando en menos del 50 por ciento, medida reforzada los fines de semana y exigiendo el uso del nasobuco.
El consumo eléctrico es una problemática para un sistema deficiente y un país dependiente de combustible externo.
En Santiago de Cuba, optaron por eliminar “la climatización en las entidades administrativas”.
Redacción Cubanos por el Mundo