Pese a la emergencia sanitaria mundial, Nicaragua pasó a ser el país que no acata órdenes, ni oye consejos en la lucha contra el COVID-19.
El gobierno de Ortega no ha impuesto cuarentena, ni cierre de fronteras, ni suspensión de actividades, ni cancelación de clases presenciales y lo que es peor: el presidente no ha aparecido públicamente hace más de un mes.
De esta manera Nicaragua se ha convertido en la excepción radical dentro de la lucha global contra la pandemia de coronavirus.
En medio de las celebraciones de Semana Santa, el gobierno nicaragüense ignora todas las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y alienta activamente a sus ciudadanos a ir a la playa, hacer fiestas públicas y participar en actividades religiosas masivas.
Según reseña el diario El País; nazarenos, soldados romanos, vírgenes dolorosas, una Verónica y una Magdalena estaban listos este lunes para subir a las lanchas que flotaban en las aguas de la ciudad colonial de Granada, al sur de Nicaragua.
Eran decenas de actores que representaron una Judea acuática, una de las 800 actividades organizadas por el Instituto Nicaragüense de Turismo para “reposicionar” al país como destino en medio de una crisis global sin precedentes que tiene a gran parte del mundo en aislamiento.
“Esta primera Judea acuática es una manera de fortalecer la fe para regresar a casa llenos de paz y tranquilidad”, exaltó Julia Mena, la alcaldesa sandinista de Granada.
En el evento había unos 400 simpatizantes del Gobierno, a quienes la propaganda gubernamental calificó como “devotos”.
Además de las lanchas para los actores, unas treinta embarcaciones más fueron dispuesta para trasladar a los simpatizantes. “Semana Santa en familia, protegiendo y defendiendo la vida”, se podía oír en los eslóganes del Intur.
Cabe acotar que en Nicaragua, hasta la fecha, solo se reconocen oficialmente siete casos positivos de coronavirus y un fallecimiento.
Desde la llegada del virus a la región, el régimen sandinista ha ejecutado una política que no solo minimiza la gravedad de la pandemia, sino que busca silenciar cualquier atisbo o señal de preocupación por el coronavirus.
Por su parte, la última aparición pública del presidente Daniel Ortega fue el 12 de marzo.
Lea también: Enfermera cubana entre los nuevos casos de COVID-19 en Venezuela
Desde entonces, se han multiplicado las especulaciones sobre su desaparición, y muchos se preguntan si está bajo aislamiento, hospitalizado o incluso muerto. No ha habido ninguna notificación oficial sobre su ausencia.
Nicaragua es entonces, un país en desobediencia, sin autoridad visible y con un riesgo latente de convertirse en la región con más casos positivos de covid-19, por incumplimiento del confinamiento y las demás medidas adoptadas por el resto del mundo.
Redacción Cubanos por el Mundo