Ante el alto consumo de energía eléctrica en Cuba, que no compagina con el déficit de combustible que enfrenta la Isla, los fogones a leña saltan como la “alternativa” energética en la producción de alimentos, de acuerdo a medios oficiales.
Así ocurre en la provincia de Holguín, donde la Empresa Productora y Distribuidora de Alimentos (NUMA) utiliza estos fogones y confecciona medios rústicos, para disminuir el impacto en el consumo eléctrico y el uso del gas licuado, también escaso.
Pero la medida no es exclusiva de la provincia de Holguín. Siguen ejemplo de lo ya realizado en la provincia de Santiago de Cuba, a quien usan como “referente de la innovaciones en las unidades productivas”, según Kirenia Balada Peña, directora general de NUMA.
En estos fogones a leña, se elaboran productos como pan, dulces, galletas y pastas, principalmente en la capital de la provincia, como parte del apoyo que brinda la industria a la “subsanación de los altos consumos de energía”.
Fogones a leña en Cuba: ¿solución o problema?
No obstante, no precisan el impacto desfavorable que podría tener la implementación de este “sistema”, en la plantilla de trabajadores, justo en momentos donde un virus respiratorio está al acecho.
La exposición al humo de los fogones de leña, constituye en sí un riesgo para que una persona desarrolle una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
La inhalación de este humo, inflama y obstruye los bronquios, un cuadro desfavorable en condiciones normales, aún más durante una pandemia por COVID-19.
El uso de estos fogones a leña no es extraño a un país, que lentamente se abre al mundo. Ante la falta de ‘balitas’ de gas, existen cubanos que todavía mantienen este medio artesanal para poder cocinar sus alimentos, inclusive en algunas zonas, en un número mayor de quienes se benefician del gas doméstico.
Redacción Cubanos por el Mundo